La presa más difícil
La poesía de Esperanza Ortega (Palencia, 1953) no instaura hechos sino sensaciones que se expanden y se encogen, desbroza el celaje, es presagio y anuncio, principio de lo que es esperado y se desea; es una poesía celante y casi franciscana, que procura con particular cuidado sus obligaciones y encargos; las palabras han sido cortadas a buril, cinceladas en el poema para dar forma a lo oculto o encubierto, sus luces acechan emboscadas. Es una formulación poética sutil que trata de encontrar un significado vital a las palabras: en un mundo reducido y áspero, cuya falsa realidad ha aislado de un tajo toda una porción de ese mismo mundo, busca un lugar para la restitución, captar las cosas y pronunciarlas como el mundo y la realidad quieren que sean pronunciadas: 'Entre el mundo y las cosas / hay un lugar / que espera'.
COMO SI FUERA UNA PALABRA
Esperanza Ortega Lumen. Barcelona, 2002 95 páginas. 11,50 euros
Como si fuera una palabra ya determina en su mismo título esa condición. Cada poema de este libro es un fugaz y 'tenue parpadeo', cada página un resplandor y una 'súbita espada'. El caminante de estas letras, en su 'ir y venir entre cimas y abismos', sentirá sobre sus hombros el peso del mundo 'con su carga de adioses de desdén / y de olvido'. La mano está sobre el papel, y de ella brota la luz de unos versos delineados, precisamente, 'en la esquina invisible donde enciende sus fósforos'. El dominio poético de este libro, como el de cada una de las nuevas figuras que Esperanza Ortega ha ido descubriendo, surge del interior de lo cotidiano, de la adiestrada inmediatez de lo más familiar y doméstico, su aliento es cálido. Los poemas son ventanas y puertas que se abren, son 'huellas de claridad diseminada / por la lengua que lame la redondez del mundo'. Su sustancia es significativa.
Cada poema busca la música apropiada para su ejecución, el libro busca ese equilibrio sin certezas, y lo hace a través de voces instrumentales y desdoblamientos, la mano en el habla de personajes que comparecen desde su otra realidad, y su mirada es como 'la sonrisa del hilo que une el ojo y el labio'. Una minuciosa escritura en la que 'las sílabas escapan de su cárcel de aire', cercana al modo en que un órgano de cámara produce sus notas: un único teclado y el aire comprimido por su peso. La interacción de voces y de tiempos tensa el poema, sus espacios menudos y la fertilidad de las cosas adquieren vida en el efecto final de su íntimo espectro expresivo, dando 'a todo lo que calla su secreto / su rastro de piedad y mansedumbre', su palabra, que es la presa más difícil.
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