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La enfermera holandesa acusada de matar a 13 enfermos, en el banquillo

Isabel Ferrer

Lucy Isabella Quirina de Berk, enfermera de 40 años, sentó ayer un precedente legal en Holanda al ser la primera persona acusada de asesinatos en serie: 13 muertes y cinco intentos. Les habría inyectado una mezcla letal de potasio, morfina y un anestésico, en tres hospitales de La Haya entre febrero de 1997 y septiembre de 2001. Cinco de las víctimas eran niños. Se la considera asimismo causante del fallecimiento del juez chino Haopei Li, del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia.

Descrita en el informe psicológico forense como una 'psicópata clásica', De Berk dejó plasmada en su diario la opinión que le merecían varios de pacientes. 'Menos mal que es mi último día. Hoy me he ocupado de cuatro casos muy complejos. Todos mujeres, claro. Qué pesadas y quejicas', escribió el 26 de noviembre de 1997, cuando trabajaba en el hospital de la Cruz Roja. Un día después, el último de su contrato en dicho centro, moría durante su turno una mujer identificada por la fiscalía como la 'señora Starrenburg'. La acusada hizo está anotación en su libro: 'He sucumbido a mi compulsión y, con todo, creo haber hecho feliz a mucha gente. Espero no tener la oportunidad de hacer lo mismo en el Hospital Penitenciario'. Su nuevo trabajo sería, precisamente, el hospital de la prisión de Scheveningen. También estuvo empleada en el de Leyenburg.

Demasiados muertos

Como en otros casos similares, la trayectoria de De Berk levantó sospechas algún tiempo sin que nadie se atreviera a denunciarla por falta de pruebas. Estadísticamente, morían demasiados enfermos entre 64 y 91 años (la edad del juez Haopei Li) además de menores de hasta seis años donde ella trabajaba, pero las cosas sólo se precipitaron en septiembre pasado con la muerte de Amber, una niña de cinco meses.

Con problemas congénitos de corazón, la pequeña tenía puesto un gotero la noche de su fallecimiento. En cierto momento Jolanda, la enfermera que la atendía junto con la acusada, vio que se ponía cianótica (de color azulado). Los esfuerzos por reanimarla resultaron vanos y Amber expiró. Apartada de su puesto, De Berk fue despedida y luego arrestada y acusada de asesinato. Las investigaciones posteriores aumentaron la cifra de crímenes a 13, además de cinco intentos fallidos. También descubrieron que había falsificado su certificado de estudios para cursar enfermería, que se había intentado suicidar y ejercido la prostitución, y que sus padres eran alcohólicos.

En las diligencias se exhumaron los cadáveres de tres niños. Sólo en un caso, el del un chico de cinco años llamado Ahmad, aparecieron rastros claros de hidrato de cloral, usado como anestésico. Antes de su muerte, De Berk había comentado cuánto le molestaba cuidarle porque gritaba demasiado.

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