Ruido en Gràcia
El otro día el señor Mascarell destacó el 'civismo' que hubo en las fiestas de Gracia. Posiblemente estuvo en otras fiestas. Vivo en la calle de Torrijos y esas fiestas son algo suave comparado con lo que padecemos cada día: por ejemplo, un bar con terraza en la misma calle que no cumple la normativa (es una calle de seis metros de ancho y la amplitud mínima debe ser de siete, según el BOP núm. 81, pág. 94).
El horario permitido del bar es de 18.00 a la 1.00 horas, pero después el ruido sigue en el local con la puerta abierta. Para rematar, enfrente hay otro bar en el que, también con las puertas abiertas, ponen música a todo volumen hasta la hora que les place. Esto se está convirtiendo en un barrio de ocio nocturno sin los requisitos necesarios ni ningún respeto para los vecinos que tienen que trabajar al día siguiente.
He presentado dos escritos al Ayuntamiento. Al primero, recibí respuesta muy educada de la señora Mayol y propaganda de una Barcelona 'sense soroll'. ¡Qué risa! En cuanto al segundo, nada por el momento. Esto no es vivir, cada día me duele y me entristece más Barcelona.
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