Un bebé muere al incenciarse una chabola en un poblado de Villaverde
El incendio arrasó 14 infraviviendas del poblado de El Salobral
El incendio que se desató en la medianoche del viernes en el poblado chabolista de El Salobral, distrito de Villaverde, acabó con la vida de un bebé de cinco meses, de padres rumanos, que dormía en una de las chabolas incendiadas. Los familiares consiguieron salvar a su hermano, de dos años y medio, que resultó con quemaduras de segundo grado en la cabeza y en los brazos. Las llamas arrasaron 14 chabolas.
'Estábamos fuera y no pudimos hacer nada por el niño. Le había caído parte del techo encima', se lamentaba Marina Radu, la madre del bebé fallecido, una rumana de etnia gitana de 18 años. Llegó a España hace nueve meses huyendo de la pobreza de Bucarest y ayer esperaba junto a su marido, Anton Yosif, de 25 años, en el hospital de La Paz, a que su otro hijo, un niño de dos años y medio, se recuperara de las quemaduras en la cara y brazos que le produjo el incendio. El niño fue sometido a una intervención quirúrgica ayer, y los médicos informaron a los padres de que el pequeño se encontraba 'estable dentro de la gravedad' de su estado.
El suceso sorprendió al poblado chabolista cuando la mayoría de sus habitantes estaban dormidos. Dentro de las chabolas que se incendiaron en primer lugar se hacinaban unas 15 personas, que consiguieron abandonar las casas. La falta de agua dentro del poblado impidió que los afectados pudieran apagar las llamas. La virulencia del incendio hizo el resto. De las 14 infraviviendas afectadas sólo quedan cenizas negras, los vestigios de algunos somieres y otros enseres domésticos retorcidos.
Virginia Yosif, de 45 años y abuela de los niños, se encontraba dentro de la chabola cuando se produjo el siniestro. 'No veía nada, sólo las llamas, y olía mucho a humo', dijo, mientras se secaba las lágrimas. 'La madre, al ver las llamas gritaba: '¡Socorro, que se quema mi niño!', afirmó Gabriela Dimitri, tía del bebé fallecido. 'Pudimos sacar a uno de los niños, pero el otro se quedó dentro', añadió.
En el momento del incendio, los padres y el abuelo se encontraban en el exterior de la vivienda. 'Nos solemos acostar tarde', explicaron los hombres. De repente, y sin que nadie sepa a ciencia cierta el origen del fuego, se declaró el incendio. 'Unos hablan de una vela, porque no tenemos luz y las utilizamos, pero pudo ser otra cosa, no sabemos', mantuvo Gabriela.
A la pregunta de si el incendio pudiera haber sido intencionado, los testigos responden con rotundidad que no. La policía confirmó que el bebé murió por 'abrasamiento' y que el cuerpo no presentaba ningún otro signo de violencia. Tampoco hay ningún indicio que permita deducir que el incendio pudiera ser intencionado.
Los bomberos recibieron el aviso pasadas las doce de la noche del viernes. Inmediatamente desplazaron 10 coches y 41 bomberos. A las 4.43, el incendio estaba controlado. Pero las dificultades empezaron nada más entrar en el poblado. Los coches aparcados a la puerta de las chabolas colapsaban la entrada y las calles del poblado. Los bomberos no tuvieron más remedio que dejar los vehículos desplazados a unos 100 metros del lugar.
Primero, rodearon los 600 metros cuadrados donde se levantaban las chabolas incendiadas para evitar que las llamas se acercaran a otras viviendas. 'Nos informaron de que podía haber un niño dentro y, según iba permitiendo el fuego, rastreamos los restos', declaró un portavoz del cuerpo de bomberos. Poco después encontraron el cadáver del bebé completamente calcinado.
Una vez controlado el fuego, las dotaciones desplazadas removieron los restos de material para evitar que se reprodujera. 'Hay que tener en cuenta que las chabolas están hechas de madera y cartón, materiales muy inflamables', afirmó un portavoz de bomberos.
El Ayuntamiento se ha hecho cargo de las cerca de 40 personas que se han quedado sin techo por el fuego. El Servicio de Emergencia de la Concejalía de Asuntos Sociales se desplazó al lugar del suceso y trasladó a las familias a los campamentos de la Cañada de los Canteros, en Villa de Vallecas. Fuentes del Ayuntamiento aseguraron ayer que lleva ofreciendo desde hace meses a las 300 personas de nacionalidad rumana que viven en el poblado su realojo en los campamentos de Villa de Vallecas y Fuencarral.
Tres incendios en dos meses
Los habitantes del poblado chabolista de El Salobral malviven entre cartones y maderas sin luz, ni agua en los alrededores, a pocos minutos del centro, en el distrito de Villaverde. A la pobreza habitual de sus moradores se ha unido ahora un devastador incendio que ha acabado con la vida de un bebé. En esta ocasión, las llamas se han cebado con la parte donde viven ciudadanos de nacionalidad rumana, pero no ha sido el único y seguramente no será el último. Las infraviviendas, entre las que corretean niños de todas las edades, están construidas a base de cartones y maderas, unos materiales que arden con gran facilidad. A este hecho se suma que el poblado carece de tomas de agua de las que echar mano en estos casos. El pasado 22 de julio se declaró otro incendio en el mismo lugar. En esta ocasión hubo más suerte: no se produjeron víctimas, pero se quemaron 12 chabolas y afectó a varios turismos. La noche anterior también habían ardido en el mismo poblado cuatro chabolas en otro incendio.
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