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Reportaje:Campeonato del Mundo | BALONCESTO

El duelo de la frustración

España disputó esta madrugada el quinto puesto a Estados Unidos, herido en su orgullo por su fracaso deportivo y organizativo

Robert Álvarez

Desde la perspectiva de la selección española, era el duelo soñado, la final ansiada. Una cita en la cumbre contra la estadounidense, todo un pulso histórico. Ahí era nada. Y casi lo fue. Esta madrugada pasada ambos equipos se han enfrentado por... el quinto puesto. Una frustración a la que nadie se ha escapado.

'No me ilusiona jugar contra Estados Unidos'. Así de claro lo decía horas antes Javier Imbroda, el técnico de España, alineado entre los críticos del cuadro de George Karl, que ha dejado en ridículo a la NBA. 'Como entrenador ayudante de Lituania, ya me enfrenté a ellos en 1992. Pero entonces sí que formaban un dream team. Sus jugadores de ahora tienen un físico tremendo, pero no poseen ni la clase ni el talento de sus predecesores. Han perdido clase y ganado arrogancia. El mito se ha diluido. Si se preparan, ganan. Si no, pueden ser batidos. Demostrado'.

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Y es que, sin duda, el adjetivo de patético es el que mejor se ajusta al comportamiento de Estados Unidos en su Campeonato del Mundo. La prensa, por ejemplo, ha pasado de su virulencia inicial a un estudio más profundo de la situación. Así, pide a su federación que reaccione de manera inmediata y no permita que se ofrezca nunca más una imagen tan pobre.

Algunos analistas, como David Aldridge, de la cadena de televisión ESPN, exigen que en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 se reúna el mejor grupo posible: Shaquille O'Neal, Bryant, Duncan, McGrady, Kidd... No hay muchas más figuras capaces de marcar la diferencia. Entre los siguientes de la lista ya están Pierce, Jermaine O'Neal o Wallace, los que han abochornado al país con las primeras derrotas tras 58 partidos de imbatibilidad.

También se demanda desde diferentes medios de comunicación que la selección se concentre seis semanas, no quince días como ahora, y una planificación de las competiciones internacionales, un seleccionador en exclusiva, una retribución económica para los jugadores y un cambio en la enseñanza del juego a los más jóvenes. 'Los traspiés se pueden entender como una falta de respeto, de conocimiento y de entendimiento de cómo se juega en el resto del mundo', comenta Wendell Alexis, miembro del equipo que, sin los hombres de la NBA, entonces en conflicto con sus clubes, logró el bronce en el anterior Mundial y que colabora en éste con una canal alemán.

Pero es que el sonrojo alcanza a todas las estructuras. Los organizadores han fracasado. En Indianápolis, la cuna del baloncesto estadounidense, la sede de los Pacers, se ha vivido uno de lo torneos más desangelados por la falta de público. La Federación Internacional (FIBA) asegura que, oficialmente, la media de espectadores es de 4.500. Ese cálculo es muy generoso y, en cualquier caso, insatisfactorio para la capital de Indiana, con Estados Unidos como anfitrión y dos pabellones como el RCA Dome, cuya capacidad se ha reducido para esta ocasión a 30.000 localidades, y el bellísimo Conseco Fieldhouse, con 18.000. Los aficionados locales han sido inferiores en ocasiones a los extranjeros.

El propio presidente del USA Basketball, Tom Jernstedt, ha admitido que el partido entre el cuadro norteamericano y el yugoslavo parecía que estuviera jugándose en Belgrado. El fracaso de Estados Unidos ha sido, pues, espectacular tanto en lo deportivo como en lo organizativo. Eso ha herido el orgullo del país.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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