Lloyd Weber cree que tras el 11-S el público quiere historias amables
El autor de 'El fantasma de la Ópera' asiste al estreno de su montaje en Madrid
El autor de Jesucristo superestar y de Evita no visitaba la capital desde hace casi 25 años, cuando Paloma San Basilio protagonizó la comedia musical sobre la dirigente argentina en el teatro Monumental. Ayer se presentó prácticamente por sorpresa para asistir al estreno de El fantasma de la Ópera, en el teatro Lope de Vega, y dos horas antes chequeó la salud del género y habló de sus proyectos más inmediatos en una rueda de prensa celebrada en el hotel Ritz.
Andrew Lloyd Weber es un coleccionista de éxitos. Uno de los mayores que ha cosechado se debe en muy buena parte a una criatura acuñada por el escritor francés Gaston Leroux y fijada en el imaginario colectivo por Lon Chaney, el actor que al quitarse en la película El fantasma de la Ópera la máscara de su espectral personaje dejaba ver un rostro cadavérico, al borde mismo de la muerte. Sin esa imagen tan potente no hubiera germinado la idea de hacer de esta cinta un musical que ha barrido en medio mundo: desde su estreno en octubre de 1986 en el Her Majesty's Theatre de Londres, se ha montado en 96 ciudades de 18 países.
El director británico, nacido en 1948, habla del porqué de la enorme acogida que sigue teniendo: 'Es una gran historia de amor verdadero, y eso es lo que el público está esperando disfrutar. Pero no conozco las verdaderas claves de su éxito, si las supiera estaría intentando repetirlo'.
En todo caso, el compositor considera fundamental rodearse de los mejores colaboradores. 'En este espectáculo ha ocurrido algo muy especial: que cada una de las funciones que se hacen es exactamente igual que la primera. Eso ha ocurrido muy pocas veces en la historia del musical'.
Respecto a la salud del género, Weber se lamenta de que no haya una verdadera renovación. 'Es importante que se produzca, tanto entre los escritores -los jóvenes escasean, como escasean las buenas ideas- como entre el público. El 19 de junio estrené en Londres Bombay Dreams, montaje inspirado en el colorido del cine que se produce en India. Está dirigido fundamentalmente a la colonia de ese país, que es numerosísima, y muy joven, y está sirviendo para que baje mucho la edad media del público'.
Un tópico del que habla a menudo es el descenso del público que asiste a los espectáculos de Broadway desde los atentados del 11 de septiembre de 2001. 'Sí, aquellos sucesos han tenido un gran efecto, pero no sólo en la asistencia, también en el tipo de producciones que la gente quiere ver: políticamente correctas, amables, que no rompan sus esquemas, cercanas al espíritu de su país. Evita no se podría montar hoy en Nueva York'.
El compositor explica que la comedia musical no tiene por qué abordar sólo temas fantásticos e intrascendentes. 'Bastante antes del 11 de septiembre estrené The Beautiful Game, montaje muy polémico sobre el conflicto norirlandés. De modo metafórico hablaba también de los conflictos religiosos de todo el mundo: costó mucho y hubo que tirar de frente para sacarlo adelante. Uno de los temas que compuse se incluyó en la misa que se ofició en la zona cero por las víctimas del atentado'.
Entre los proyectos inmediatos de Lloyd Weber figura un viaje a Nueva York para hacer el casting de la producción norteamerican de Bombay Dreams.
Entre aquellos cuya fecha se sigue postergando, está el rodaje de una película sobre El fantasma de la Ópera, cuyos derechos compró la Warner: 'Que el musical marche tan bien es un handicap para el proyecto de la película. Las comparaciones son temibles. Lo que ando buscando ahora es una historia perfecta, un proyecto perfecto y el colaborador adecuado. En el cajón tengo mucha música huérfana que todavía no ha encontrado su historia'.
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