Liga más económica
La Liga española comienza hoy en unas condiciones económicas muy diferentes a las que han presidido los últimos años, caracterizados por una abundancia económica que no se ha traducido en el saneamiento de los clubes. Más bien, todo lo contrario. Los equipos de Primera y Segunda División acumulan deudas superiores a 1.200 millones de euros, un lastre colosal que coloca al fútbol español en una situación comparable a la que determinó el plan de saneamiento en 1989, una acción de rescate que no acabó con la prodigalidad de la mayoría de los clubes.
Durante los seis últimos años los equipos han recibido una gigantesca inyección económica, derivada de los derechos de retransmisión por televisión. El efecto ha sido ambivalente. Por un lado, numerosos clubes han podido competir con las ligas italiana e inglesa en el mercado de fichajes, lo que ha supuesto la llegada de excelentes jugadores extranjeros, perfectamente adaptados a un campeonato que ha privilegiado una idea razonable del buen juego, pues la Liga española no ha caído en dogmatismos y se ha convertido en una especie de mosaico donde caben casi todos los estilos. Esta diversidad ha resultado beneficiosa en comparación con lo que ha sucedido en otros países. Basta observar los éxitos en las competiciones europeas, donde equipos españoles se han establecido como referencia indiscutible.
Sin embargo, ciertas actuaciones han producido un efecto muy dañino sobre la salud de los equipos. Han sido numerosos los casos de derroche, acompañados de sospechosas prácticas en un mercado que ha movido cifras cercanas a 2.000 millones de euros por traspasos durante los últimos años. Ahora se abre un nuevo horizonte en el fútbol mundial. La crisis económica ha golpeado con dureza a la industria de las telecomunicaciones, principal soporte de financiación de las grandes ligas. No cabe pensar en un regreso a las alegres condiciones anteriores, a la vista de los graves problemas que se ciernen sobre el sector audiovisual en Europa. Los clubes han tomado nota: la apatía del mercado de fichajes ha sido de tal calibre que este campeonato será una reproducción del anterior. Sólo a última hora se han producido los nerviosos movimientos habituales, con acento brasileño, que preceden al cierre de la inscripción de jugadores.
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