'La historia de los centros ha acabado, se están creando multitud de periferias que tienen más cosas que decir'
Si la crítica agoniza y expira en las universidades y facultades, debemos pensar que vive en otros lugares. El astuto José Miguel Cortés (Valencia, 1955) conoce dónde. Profesor de Teoría del Arte en la Universidad Politécnica de Valencia y director del Espai d'Art Contemporani de Castelló (EACC), Cortés ha paseado su atinado entusiasmo por diversas exposiciones en espacios al margen de la oficialidad y las sólidas reputaciones -La Gallera, l'Almodí- y en otros más clásicos -Museo de Bellas Artes de Valencia-. Como comisario, ha centrado su atención en Jeff Wall, Boltanski, Gilbert & George y Pepe Espaliú, y los temas que ha llevado a sus ensayos y libros dan escrupulosa cuenta de sus preferencias en las prácticas artísticas: Orden y caos. Un estudio cultural sobre lo monstruoso (1997), El rostro velado. Travestismo e identidad (1997), El cuerpo mutilado. La angustia de la muerte (1996).
'Ni yo me creo cómo han podido venir artistas de caché internacional a Castellón'
La entrevista se desarrolla en el EACC tras la inauguración de Arquitecturas para el acontecimiento (hasta el 15 de septiembre), un proyecto de Martí Perán al más puro estilo Bourriaud (la llamada 'estética relacional') que pretende que el espectador 'reflexione sobre las posibilidades y los inconvenientes que afectan al intento por habilitar unos lugares, unos canales o unos circuitos por los que debería fluir la vida real o el puro acontecimiento'. La tal sesuda declaración es interpretada por Josep Maria Martín, Raimond Chaves, Minerva Cuevas, Jens Haaning, Stalker y Rirkrit Tiravanija.
PREGUNTA. No se podía imaginar que en tres años el EACC formaría parte del mapa artístico más solvente del territorio español, y todo ello con poquísimos medios y siempre a la contra...
RESPUESTA. La verdad es que en tan poco tiempo cumplimos sobradamente las expectativas. Nunca hemos planteado actividades en función de las audiencias, creo que es una política equivocada. Hay productos de calidad incuestionable que han tenido audiencias ridículas, sobre todo en sus inicios. Si hablamos de cultura contemporánea, es diferente, porque el criterio de la gente que acude a verla no es definitivo. Otra cosa es que me vanaglorie de hacer exposiciones difíciles, con títulos en inglés, vídeos en alemán con subtítulos en ruso. También estoy en contra de las exposiciones de parque temático.
P. Pero los políticos siempre exigen cifras.
R. Hoy todo hay que contabilizarlo. En tres años han pasado por el EACC más de 100.000 personas, creo que es una cifra razonable. Tgenga usted en cuenta que no es lo mismo 300.000 en Barcelona que 100.000 en Castellón. No es lo mismo exponer a Sorolla y Kandinsky que hacer Héroes caídos, por poner un ejemplo nuestro de exposición muy visitada.
P. Sin embargo, todavía muy poca gente de Castellón conoce el EACC. ¿Es que no han conectado bien con la ciudad?
R. No estoy de acuerdo, hemos tenido una relación bastante estrecha, yo mismo me sorprendo. El problema es que la gente todavía no está acostumbrada al arte contemporáneo, su relación con él es más de contemplación. Y la contemplación no es un valor en alza en el Espai. El EACC es un lugar de debate, reflexión y experimentación. Pero tenemos prestigio. La primera exposición en España de Jeff Wall se hizo aquí, y la de Paul McCarthy. La red que hemos creado es importante. Ni yo me creo cómo han podido venir artistas, críticos y escritores de caché internacional a Castellón, aquí no hay nada que vender, no es Santiago de Compostela, ni Sevilla, ni Barcelona
P. Toda su labor como docente, crítico y comisario se ha desarrollado en Valencia. ¿Qué caramelo le ofrecía la periferia?
R. Cuando me plantearon ser director del EACC, mi reto mayor fue crear un proyecto con voz propia. Pedí total independencia para hacerlo. Y me la dieron. Mire, pienso que la historia de los centros se ha terminado, se están creando multitud de periferias que tienen más cosas que decir y crean nuevas cuestiones e identidades. Nunca me he planteado lo que había o no había en Valencia, sino otros aspectos que faltaban en este país, por ejemplo, la voz de las minorías, las aportaciones feministas en el arte contemporáneo (Zona F). Ni el Reina, ni el Macba ni el IVAM se han cuestionado la masculinidad en la cultura contemporánea, nosotros sí lo hemos hecho, en Héroes caídos... o el tema de la violencia (Sangre y fuego). Con todo, creo que en este país hay directores de museo honestos, pocos, pero los hay. Echo de menos gente que crea en lo que hace, que tenga discursos personales. Me produce más respeto una persona con gustos estéticos totalmente diferentes a los míos, pongamos por caso Juan Manuel Bonet, que aquella gente que le gusta todo el mundo. Lo mismo puedo decir del director del Macba, Manolo Borja, tiene un proyecto personal. Y esos discursos tienen que estar contextualizados, deben ser aplicados al lugar donde vivimos. No se puede ser neutral. Hay muchos problemas ideológicos y debemos darles solución.
P. ¿Sacará algún tipo de beneficio el EACC con el cierre del Centre del Carme y la nueva línea, más conservadora, de Kosme de Barañano en el IVAM?
R. Nadie que se interese por la cultura contemporánea puede beneficiarse de la precariedad de algo. Hay que sumar, no restar. Me gustaría que el EACC se convirtiera en un microcosmos, como lo que representan las ciudades, y que ayudara a crear procesos de hibridación. No me interesan los grandes discursos ni las grandes ideologías que nos representan a todos, sino los aspectos que conforman nuestra manera de relacionarnos, los microdiscursos que hablan de la transformación de la vida cotidiana. Vivimos tiempos de una gran globalización, pero también son los tiempos de la diferencia. La diferencia es uno de los elementos más enriquecedores de este siglo.
P. Mucha gente relacionada con la cultura en el País Valenciano y que piensa como usted está en contra de la política cultural de Consuelo Císcar. Usted no ha querido posicionarse.
R. Desde que empecé a comisariar exposiciones, como escritor y como director del EACC, he dejado claro cuáles son los temas, los artistas y los planteamientos que me interesan. Con mi trabajo ya me estoy pronunciando, me parece más interesante que firmar un manifiesto. Yo firmo todos los días desde este despacho. ¿Eso no es posicionarse? Ya está bien de discursos genéricos, vayamos construyendo el día a día. Y sin miedos.
P. ¿Tiene algún proyecto de envergadura para el año próximo?
R. Sí, uno que durará ocho meses, los comisarios son María Corral, Juan Vicente Aliaga y yo mismo, se titula Micropolíticas. Arte y cotidianeidad (2001-1968).
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