JOSÉ MENESE ANUNCIA UNA NUEVA ETAPA, 'MÁS TRANQUILA, PERO ROMÁNTICA A TOPE'
El cantaor de La Puebla de Cazalla canta esta noche en el festival que fundó hace 35 años con Francisco Moreno Galván. Vuelve, dice, 'curado de una mala cosa'
A los 60 años, José Menese empieza una nueva vida. Y lo quiere contar a los cuatro vientos, sin vergüenzas, con la verdad por delante y pidiendo perdón. 'He dejado el alcoholismo. He estado dos meses ingresado, llevo siete meses sin tomar una copa y ahora estoy nuevo, soy otro hombre, sólo bebo Red Bull'.
Esta noche, el cantaor de La Puebla de Cazalla, último bastión de la ortodoxia y el romanticismo (en lo jondo, lo político, lo humano), canta en su pueblo sevillano, dentro del festival que él mismo fundó hace 35 años con su amigo, mentor, letrista, pintor y arquitecto (él le diseñó su casa de campo), Francisco Moreno Galván. Menese actúa en el nuevo Auditorio Cordones, junto a la guitarra de Enrique de Melchor, en un recital que también cuenta con la cantaora Laura Vital y la bailaora Carmen Ledesma.
'He dejado el alcohol. He estado dos meses ingresado. Sólo bebo Red Bull. Soy un hombre nuevo. Y no sólo por la voz'
Por teléfono, Menese suena distinto, efectivamente nuevo. Mucho más tranquilo y reposado. Y los que le han oído cantar dicen que también en eso se ve la diferencia: más templado, menos gritón. 'Es que soy otro. No tengo nada que ver con el que era. Curarme de esa mala cosa me ha dejado nuevo en todos los aspectos, no sólo en la voz, sino en la forma de pensar. El cante cambia totalmente. Inventas más, cobra frescura igual que la cobra uno. Eso es inevitable'. ¿Y el estilo? 'Hombre, eso ya no, porque con 60 años no voy a empezar ahora a cantar por rumbas. Soy un clásico, como Curro Romero: si veía el toro claro salía airoso. Yo veo claras las siguiriyas y los tientos, pero las rumbas no, eso me parece una falta de dignidad'.
Sabido es que Menese se ha pasado años atacando y criticando a todo aquel que no entendiera el flamenco como él: como un legado histórico que está por encima del dinero, la fusión y el mercado. Pero también eso parece haber pasado a la historia. 'Eso me ha indignado siempre, porque uno es como es, romántico a tope, pero ahora me lo como, me da igual. No soy nadie para exigir a nadie. Yo, en mi sitio, y que cada cual haga de su capa un sayo'.
Este nuevo Menese, todo equilibrio, sabe también que esas posturas intransigentes y encastilladas le han perjudicado en su vida profesional y personal. 'No me ha beneficiado en absoluto. Llegué a perder contratos porque la gente te coge manía, no sabes por qué, o sí, porque perdía la comba de mi camino. Incluso se ha dicho que me metí con Camarón, y puede ser, porque con cuatro copas se dicen muchas tonterías, pero yo a Camarón lo quería con locura. Sólo te voy a dar un detalle. Una noche me fui a meter una raya de caballo y él me dijo: 'José, tú eso ni lo pruebes'. Fue un detalle de mucha amistad y mucho cariño, y como ése hubo muchos más'.
Para aprovechar esta nueva etapa, Menese quiere volver al estudio. 'Se habló de grabar en octubre y tengo ya seis cantes más o menos enjaretaos. Cuando vuelva a Madrid, después de hacer la gira con este espectáculo de La Puebla, me pondré a trabajar. Y si no es en octubre, será en noviembre'.
Y mirando hacia atrás, ¿qué se ve? 'Pues mucha soledad', dice Menese. 'Me vi solo a un nivel muy gordo, y quizá no lo supe manejar. Me rebelé ante esa situación, porque no salía gente con la valía que a mí me hubiera gustado, veía que la gente le daba mucha importancia al dinero, y me veía atado, y quizá la pagaba con gente que no tenía la culpa... Pero es que yo soy así, a mí el dinero me repatea, yo nunca he pensado en el puto dinero. El cante está por encima'.
Lo que no va a cambiar son sus inquietudes: la política, el arte, la cultura... 'La cuota del partido comunista la sigo pagando. Te llevas desilusiones y palos, pero hay que seguir. Yo he sido una jartá de solidario y tengo que predicar con el ejemplo. Y el arte me sigue llegando, siempre hay cosas ahí que te sirven para el cante. El otro día fui a ver a Barenboim. Y, por cierto, no ví a ningún flamenco'.
¿Y el futuro? 'Tengo ganas a borbotones. Ganas de que pase el tiempo, de que la gente se olvide de eso, y de que se vea el premio de lo que he hecho. Toqué fondo pero bien, con mi mujer, con mis hijos, y eso es muy duro. El otro día, en un concierto, dije dónde había estado, de dónde he salido, y se formó un aplauso... Decir la verdad sirve para que la gente te acoja. Sólo espero poder corresponder'.
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