VICTORIA ABRIL SE DEFINE COMO UNA ACTRIZ PLANETARIA

Vestida de Dior pero sentada en la sección de señoras de Sepu. Victoria Abril viajó ayer a Madrid por unas horas para presentar su último estreno en España: la comedia italiana Mi marido es una ruina. Rodeada de un grupo de mujeres que le seguían los pasos con carteles de la película, la actriz ('ya sabéis, me gusta el circo') se sentó en una silla rodeada de ofertas en ropa interior y para niños. 'Me duele la cara de tanto sonreír', comentaba entre foto y foto a las mujeres que la escoltaban. '¿Qué si me han engañado en el amor? No. A mí, el amor se me acabó de tanto usarlo', dijo la actriz, mientras una señora que la miraba extasiada aclaró la frase: 'Es de una canción de Rocío...Jurado'.

'Bueno, esta comedia es un poco freaky', añadió la actriz sobre Mi marido es una ruina, que se estrena este viernes, dos años después de haber sido rodada en Roma y que, por problemas de distribución, ha estado un año esperando en la nevera.

'Me interesó cómo la película retrata a los nuevos ricos, cómo sólo nos preocupa la apariencia cuando caemos en la pobreza. También me gusta su visión de la familia, esa gran desconocida. Cómo dejamos a nuestros hijos en manos de terceros. Algo que yo siempre he intentado evitar: la niñera de mis hijos he sido yo'.

La actriz madrileña y el actor italiano Diego Abatantuono encabezan el reparto del filme, dirigido por Marcello Cesena. 'Yo no lo conocía, aunque en Italia es famoso por sus trabajos para la televisión. Rossy de Palma había trabajado con él y me habló muy bien; ella me dijo que me gustaría la experiencia, y tuvo razón'.

Abril, que a principios de este verano presentó en Madrid 101 Reikiavick, ópera prima del cineasta Baltasar Kornákur, que rodó en Islandia en 1998 y que también ha sufrido problemas en su distribución ('os juro que ya no me quedan más por estrenar'), aseguró ayer que no se siente actriz española, ni francesa, 'ni europea; me siento planetaria. Y por gustarme, me volvería loca rodar en la India, en esos platós maravillosos que tienen'.

Insistió en señalar que elige una película atraída siempre por lo mismo: el guión. 'Y si el guión me gusta, me da igual que sea en francés, en español o en italiano. Todo me vale. Para mí, las películas no tienen pasaporte, y sólo se dividen en buenas, malas y regulares'. Por último pidió que 'sobre el futuro, por favor, no me preguntéis, porque de todo lo que dije la última vez que vine a España no ha salido nada. Así que ya veremos'.