Si juega al bingo, puede entrar en la ciudad
Ante la información aparecida en su periódico acerca de la 'peatonalización' del centro de Alcalá de Henares, me gustaría hacer unas puntualizaciones.
Si bien ésta se lleva a cabo por fases, siempre se ha hecho en los meses de verano, con lo cual, dada la nula afluencia de vehículos, no sirve de nada tal periodo de ensayo.
Uno de los aparcamientos, un patio de gravilla, ha estado vacío todo el verano, con una ocupación máxima de dos vehículos. Gran éxito. A ello se une el nulo interés mostrado por este Ayuntamiento en la adecuación de las calles al entorno, el no haber pensado en el vecino a la hora de, al menos, adecuar unas cuantas calles para el paseo por la ciudad. Lo único en lo que ha pensado es en la compra e instalación de bolardos que impidan la circulación de vehículos por ella.
De hecho, no se ha pensado en un tratamiento diferencial relativo al mobiliario, que brilla por su ausencia. Y mejor no hablar de jardines...
Y aún más, para la obtención de tarjetas por los ciudadanos con coche, empadronados en este distrito, se necesita aportar a una empresa privada (¡) todos los datos personales, datos que ya obran de pleno en el Ayuntamiento.
Y la guinda la pone el otorgar unas tarjetas magnéticas a un bingo de la ciudad para permitir el paso a sus clientes. Mediante un trabajador de la empresa apostado en un bolardo, y con las susodichas tarjetas, no hay problemas para jugar en el local. No hace falta ir a Suramérica: a 30 kilómetros de Madrid una política bananera de altos vuelos.
Y los demás comerciantes, que tienen los mismos derechos, a aguantar.
Vamos, que si quiere venir un turista en coche a conocer el centro de Alcalá, o juega al bingo o no pasa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.