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Lula pondrá fin a las ocupaciones de fincas en Brasil si resulta elegido presidente en las elecciones de octubre

Juan Arias

La fuerza de la televisión se ha impuesto en la campaña de las presidenciales brasileñas del próximo mes de octubre. Una semana después de que comenzaran a emitirse los espacios gratuitos en la pequeña pantalla, se han revolucionado todas las encuestas de los meses anteriores. Según el Instituto Vox Pópuli, cuyo sondeo ha sido el primero en aparecer, el candidato de izquierdas Luis Inázio Lula da Silva se mantiene el primero, aunque pierde un punto: pasa del 35% anterior al 34%. Ciro Gomes, el candidato antigobierno que propone un cambio en el sistema económico del país y que se presenta como de centroizquierda, comienza a hundirse pasando del 32% al 25%, mientras que José Serra, el candidato del presidente Fernando Henrique Cardoso, que no conseguía salir del furgón de cola, da el salto del 10% anterior al 15%. El candidato evangélico, Anthony Garotinho, se mantiene en la cola.

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Una encuesta realizada sólo en el Estado de São Paulo confirma dichos sondeos nacionales, ya que Serra pasa del 16% al 19%, y Gomes cae del 27% al 23%. Lula se mantiene en cabeza con el 31%. Estos resultados de São Paulo, donde están concentrados buena parte del empresariado y de las finanzas del país, demuestran que el capital comienza a abandonar a Gomes para apostar por Serra.

Serra, además de contar con más tiempo en televisión que los demás candidatos, se dedicó esta semana a atacar a Gomes sacando a la luz sus contradicciones. Gomes había dicho, por ejemplo, que había estudiado en escuelas públicas y Serra mostró documentos que prueban que estudió parte del bachillerato en dos colegios religiosos privados. También le sacó que había llamado 'burro' a alguien que había hablado del presidente de Suiza (ya que, según Gomes, Suiza no tiene presidente,) cuando en realidad sí lo tiene. Sin embargo, el tribunal electoral ha obligado a Serra a descontar en los programas futuros el tiempo dedicado a atacar a Gomes.

Mientras tanto, Lula, que está haciendo una campaña serena, sin ataques a nadie, intentando presentarse como estadista, ha llamado a filas al Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST), al que su partido, el Partido de los Trabajadores (PT), había siempre apoyado, recordándoles que si llega a la presidencia se van a acabar las ocupaciones y la violencia para conseguir las tierras. Les ha dicho que deberán colaborar con él de 'forma positiva y constructiva' para conseguir una reforma agraria que conceda tierra a los que no la tienen y sobre todo que les ofrezca los medios económicos y tecnológicos para poder cultivarla.

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