Fracaso en toda regla
Año tras año, los toros de Miura ofrecen al público de Bilbao la acreditada solvencia de un fracaso en toda regla. Es igual, año tras año vuelven a ser contratados de nuevo para cerrar la feria bilbaína. La obstinación de semejantes reiteraciones por parte de la Junta Administrativa sería conveniente hacerla pasar por el gabinete freudiano.
De los toros de ayer sólo se salva un poco el sexto y último. Los demás pueden calificarse como montañas de sacos terreros sin orden ni concierto. Dos de ellos no podían con su alma. Sudaban gotas de plomo si tenían que embestir.
Para dar cierto toque folclórico al ambiente, los dos sobreros que saltaron en sustitución de los dos muebles inútiles eran dos toros de encaste diametralmente opuesto al de Miura. Pese a todo, o quizá justamente por eso, dieron mejor juego. La verdad desnuda como una pera de San Juan es que para mejorar aquel fiasco de toros vale hasta una vaca helvética con buena disposición.
Miura /Zotoluco, Fernández, Padilla
Toros de Miura: grandes, mansos, sin clase, el 2º con peligro, devueltos por falta de fuerza 3º y 4ºy sustituidos por dos manejables de Juan Manuel Criado. El Zotoluco: 3 pinchazos, estocada -aviso- dos descabellos (ovación); estocada (petición de oreja y vuelta). Fernández Meca: pinchazo y estocada (ovación); estocada caída (ovación). Juan José Padilla: estocada caída (petición de oreja); estocada caída y delantera -aviso- cae el toro. Plaza de Vista Alegre. 25 de agosto. 9ª y última de feria. Menos de tres cuartos.
Deseos de agradar
Encontramos en El Zotoluco unos enormes deseos de agradar. Recibió a su primero con una larga cambiada y lances a pies juntos. Inició la faena rodilla en tierra en el centro de la plaza. La faena tuvo el sello de la valentía frente a un toro con poca fuerza y sin clase. En su segundo vimos lo de más enjundia torera de toda la tarde. Al toro de J. M. Criado le instrumentó series de derechazos y naturales donde el temple prevalecía sobre todo lo demás. Remató la faena con adornos, molinetes de rodillas y un pase circular, más un pase de pecho muy corajudo. Más que dignísima su actuación.
Fernández Meca se tragó el segundo de la tarde, un toro con peligro. En su segundo, un basto mansote, se las arregló como pudo e hizo una faena inútil, como un teléfono descolgado.
Aplaudido en banderillas, Juan José Padilla se metió en la faena de su primer toro con la prisa de Audi de segunda mano. Todo muy basto, con enganchones, mantazo va, mantazo viene. Y parte del público se contagio de la prisa y empezó a sacar pañuelos para pedir la oreja. Hubiera sido un despropósito que se la dieran. El presidente hizo oídos sordos. La faena del último tampoco valía nada.
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