La policía toma Flushing Meadow
La seguridad preside un torneo con Hewitt como favorito y una alta participación española
Aunque la mayoría de los protagonistas serán los mismos, nada será igual en el Open de Estados Unidos que hoy comienza en el parque de Flushing Meadow de Nueva York. El australiano Lleyton Hewitt defenderá por primera vez un título del Grand Slam, tras haber ganado el año pasado a Pete Sampras y haberse impuesto esta temporada en Wimbledon. También la estadounidense Venus Williams intentará ganar en el abierto de su país por tercer año consecutivo, en una temporada marcada por su dominio y el de su hermana Serena. Esta edición, sin embargo, está marcada por ser la primera tras el atentado del 11 de septiembre del año pasado que acabó con uno de los emblemas de la ciudad, las Torres Gemelas.
La seguridad se ha convertido en una obsesión en Nueva York y más aún ante un acontecimiento del calibre del abierto americano de tenis, que concentrará en un espacio de pocas hectáreas a más de medio millón de aficionados durante la próxima quincena. La organización ha tenido que doblegarse a las exigencias del FBI, que pretende tener un control absoluto de la situación. Las primeras consecuencias de las medidas policíales las pagaron los periodistas, que para ser acreditados se vieron obligados no sólo a cursar un visado de entrada al país sino también a firmar un documento en el que figuraba incluso el número de la seguridad social. Los agentes alegan que quieren investigar cualquier detalle que consideren sospechoso.
Sin embargo, estas no son las únicas medidas. Ayer, la agencia DPA desveló que el público que acuda al Centro Nacional de Tenis no podrá acceder al recinto con paraguas, videocámaras, transistores, mochilas, latas ni botellas; sólo podrá colgarse a la espalda una pequeña bolsa, pero deberá prescindir de maletines y neveras. Los controles serán exhaustivos también para los árbitros y el personal del estadio. Por otra parte, los guardias de seguridad tendrán carta blanca para confiscar e investigar cualquier objeto sospechoso.
El torneo no resultará cómodo para nadie. Pero eso no ha retraído la presencia de los grandes jugadores. Sólo hay dos bajas: las del sueco Thomas Johansson, campeón del Open de Australia, lesionado en una hombro, y del argentino Guillermo Cañas, con problemas en la mano derecha. Deportivamente, el torneo aporta elementos de indudable interés. Entre los hombres, se trata de confirmar el asalto de las nuevas generaciones que en los últimos dos años han cerrado el paso a Pete Sampras al título: en 2001 le ganó Marat Safin en la final y el año pasado Hewitt. En el cuadro femenino, todo el mundo suspira por romper la hegemonía de las hermanas Williams, que esta temporada han disputado las finales de Roland Garros y Wimbledon y han ganado los últimos tres abiertos de Estados Unidos. En Nueva York regresan Lindsay Davenport y Martina Hingis, ausentes en los últimos grandes por lesiones. Los españoles acuden de forma masiva: 13 hombres y 9 mujeres. Para Arantxa Sánchez y Conchita Martínez el camino será difícil pues en la tercera ronda se encontrarán a Davenport y Jennifer Capriati, respectivamente. En el cuadro masculino, en cambio, hay varios jugadores con opciones: Carlos Moyà, Juan Carlos Ferrero, Àlex Corretja y Albert Costa, campeón de Roland Garros. El mallorquín, vencedor en Cincinatti, donde ganó a Hewitt, asegura: 'Si cae un Open de EEUU o accedo al Masters, perfecto; pero si no, consideraré igualmente excelente la campaña. Los favoritos son Hewitt, Agassi y Safin. Yo estoy un peldaño más bajo'.
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