El aumento del consumo en Málaga y la escasez en Almería evidencian el déficit andaluz de agua

La escasez de agua este verano en el Levante almeriense, donde la puesta en marcha de la desaladora de Carboneras ha evitado que hubiera restricciones, y el aumento espectacular del consumo en la Costa del Sol occidental son dos síntomas del déficit de agua que padece Andalucía, que este año tiene prevista una demanda de 6.451,3 millones de metros cúbicos. Las previsiones de la Junta para 2008, cuando esté terminado el Plan Hidrológico Nacional, son una carencia anual en la Cuenca del Guadalquivir superior a los mil millones de metros cúbicos y más de 250 en el mediterráneo andaluz.

En Andalucía, sólo en la zona de Huelva está perfectamente garantizada la abundancia de agua, ahora y en el futuro. Este importante superávit hace pensar a la Junta en algún trasvase desde el Guadiana a la desembocadura del Guadalquivir, en los alrededores de Doñana. La provincia de Cádiz, que depende del Guadalete y Barbate, tiene equilibradas posibilidades y necesidades. En el resto se prevén dificultades en el futuro.

La demanda de agua prevista para este año en la comunidad autónoma es de 6.541,3 millones de metros cúbicos, de los que casi la mitad son las exigencias agrarias de la cuenca del Gualdalquivir. En consumo urbano la previsión es de 922,7 millones de metros cúbicos, 4.761,2 necesitará la agricultura, 185,1 la industria y 582,3 están reservados a caudales ecológicos y otros usos. Este año no hay problemas mayores para el suministro, pero el secretario general de Aguas del la Consejería de Obras Públicas, Juan Corominas, muestra su preocupación con la cuenca del Sur, donde 'la situación no es angustiosa, pero puede serlo, si no llueve el año que viene'. Corominas destaca los riesgos que corre el levante almeriense: 'La situación de los acuíferos es alarmante. No han llegado los aportes del trasvase Tajo-Segura y sólo la entrada en funcionamiento, en pruebas, de la desaladora de Carboneras ha paliado la situación en esta zona turística'.

Optimismo de la CHS

Por el contrario, el presidente de la Confederación Hidrográfica del Sur (CHS), José Antonio Villegas, afirma rotundo que no tiene 'la menor sombra de pesimismo' respecto al futuro. El responsable de la CHS subraya las inversiones cuantiosas que se están haciendo en Almería (480 millones de euros) y en Málaga (240 millones), que 'van a eliminar el déficit estructural de estas provincias'. Los datos que ofrece la Junta no coinciden con la optimista visión de Villegas: para cuando se terminen las inversiones del Plan Hidrológico Nacional, en 2008, la previsión del Gobierno autónomo es un déficit en el litoral mediterráneo de 257 millones de metros cúbicos. La mayor parte de estas carencias estarían en la Costa del Sol, en donde faltaría una media anual cercana a los 160 millones.

El consumo en esta zona ha aumentado un 20% en el último año. 'En julio hemos suministrado 6.000 millones de litros y en agosto van a ser 8.000', destaca Antonio Rodríguez Leal, consejero delegado de Acosol, la empresa de agua de la Mancomunidad de la Costa del Sol occidental. De los pozos se saca casi lo mismo y la demanda seguirá creciendo. Existen estudios demográficos que sostienen que la Costa del Sol llegará a cinco millones de habitantes. El delegado de Urbanismo en Málaga, Enrique Salvo, cree que el litoral y la cornisa pueden pasar de un millón a 1.800.000 personas en esta década. El alcalde, Pedro Fernández Montes, afirma que los residentes en Torremolinos este agosto 'son un 5% más que el año pasado, según se detecta por el agua y por la basura'. Fernández Montes reconoce que el acuífero de Alhaurín, Benalmádena, Torremolinos y Coín que ha abastecido tradicionalmente a los pozos de esta comarca 'ha venido a menos', por lo que ha aumentado el consumo del agua de Acosol.

Las previsiones para la Cuenca del Guadalquivir son peores: un déficit medio anual de 1.049 millones de metros cúbicos, generado sobre todo por la demanda agraria. Corominas subraya que esa cifra 'es equivalente a todo el trasvase del Ebro'. Es una situación ya endémica, porque 'ya no se puede regar uno de cada cuatro años'.