La importancia de los partidos pequeños
De mantenerse en las próximas semanas la relación de fuerzas que arrojan los sondeos de ayer, la formación de un Gobierno después del 22 de septiembre dará no pocos dolores de cabeza a todos los involucrados. El problema es que en Alemania, al contrario de lo que sucede en otros países, los partidos pequeños juegan un papel fundamental para que uno de los dos grandes -el SPD o la CDU/CSU- pueda hacerse con la cancillería.
Hasta los años ochenta, todo era más fácil y, básicamente, se reducía a la cuestión de si Alemania era gobernada por una coalición entre los conservadores y el Partido Liberal Democrático (FDP), o por una entre los socialdemócratas y el FDP.
De este sistema tripartito, sin embargo, en los últimos años se ha pasado a un Bundestag (Cámara baja del Parlamento alemán) en el que son cinco los partidos que han tomado la barrera del 5% de la votación: a los tres anteriores se han venido a sumar Los Verdes y el ex comunista Partido del Socialismo Democrático (PDS).
Con lo que se abre la baraja: en principio sigue siendo probable que los conservadores y los liberales alcancen la mayoría absoluta, lo que les permitiría gobernar cómodamente. Esto podría ser así incluso si no lograsen más del 50% de los escaños del Bundestag: si se confirma lo que predicen los actuales sondeos, el PDS podría estancarse en un 4% de los votos, lo que le impediría regresar al Parlamento, a no ser que lograse, como ya hizo en 1994, que al menos tres de sus políticos obtengan la mayoría absoluta en sus circunscripciones electorales.
De quedar excluido el PDS del Bundestag, en todo caso, la mayoría absoluta para formar Gobierno se reduciría hasta un 45% o 46% de los escaños, una meta no demasiado ambiciosa para conservadores y liberales.
Verdes y ex comunistas
Por el contrario, aunque Schröder y su SPD acaben por superar a Stoiber y los democristianos el 22 de septiembre, es muy poco probable que una coalición con Los Verdes siga contando con una mayoría propia, y no porque los ecologistas saquen menos votos que en las elecciones de 1998, sino porque los socialdemócratas difícilmente alcanzarán otra vez el resultado de ensueño obtenido en aquellos comicios.
La opción de incluir en la alianza a los ex comunistas del PDS -si es que llegan a entrar en el Parlamento- ya ha sido oficialmente descartada: no se los considera fiables en cuestiones de política internacional.
Con lo que quedarían tres alternativas: un Gobierno entre socialdemócratas y liberales, uno entre socialdemócratas, liberales y verdes (considerado muy poco probable, ya que estos dos partidos pequeños están enemistados a muerte) y una llamada gran coalición con los conservadores, similar a la que gobernó Alemania entre 1966 y 1969, bajo el canciller conservador Kurt Georg Kiesinger.
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