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Tinto de verano | GENTE
Columna
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Omar conoce mundo

Elvira Lindo

Omar Torki (el niño guineano de Móstoles que nos adoptó a principios de verano) no había visto nunca la Gran Vía, hasta que yo le llevé la otra mañana. Bueno, me aclaró, he pasado muchas veces pero siempre por debajo. A Omar le suenan las calles de Madrid porque las ha visto en los rótulos del metro, pero lo que se dice por arriba, no ha visto casi nada. Me señala el cartel de Schweppes del edificio Capitol: 'Mira de ahí se colgaba Santiago Segura. ¡Qué fuerte!'. La admiración es hacia Santiago Segura (es su ídolo), no hacia el edificio, claro. Omar lo conoce todo por la tele. Entramos a Nebraska y dice que esa cafetería ya la ha visto en Madrid Directo. Nos sentamos en los taburetes. Le pregunto: '¿Te gusta desayunar en una cafetería?', y dice: 'Ya te digo, lo que más'. Pasa un rato mirándose en el espejo de la barra: '¡Cómo mola, parecemos dos funcionarios!'. Me dice que los funcionarios siempre van en grupo a desayunar a las cafeterías y que él quiere ser funcionario. Le pregunto que cómo sabe las costumbres de los funcionarios y me dice que son cosas que él ha ido observando mirando a la gente en los bares. Ah. Dice que molaría ser funcionario ejecutivo, de los que llevan traje, concretamente de Telefónica, empresa en la que le gustaría llegar a ser presidente porque se gana una pasta. El dinero y la simpatía es lo más importante, me dice; por ejemplo, la señorita de matemáticas me ha suspendido y, sin embargo, es simpática. Y yo le pregunto, ¿hubieras preferido que fuera antipática y que te aprobara? Dice que no, 'así de fundamental es la simpatía para mí'. Omar, en un taburete de Nebraska, imagina que ya es un ejecutivo que invierte en la Bolsa de Nueva York (la Bolsa de Madrid le parece que no tiene ambiente). Dice que cuando sea funcionario se pedirá un cafetito con porras, pero de momento se pone ciego con un batido de chocolate, un donuts de chocolate. Omar felicita a la camarera porque el donuts 'estaba exquisito'.

Me dice que los funcionarios van a desayunar en grupo

Subimos a la radio (a la SER). A Omar le encanta la redacción aunque dice que ya ha visto redacciones como ésa en Madrid Directo. Luego le pido que sea bueno porque voy a hacer una entrevista a un psiquiatra, y me advierte: 'A ver qué le vas a contar de mí'. Le tranquilizo diciéndole que él no va a ser el tema de la conversación. Omar se queda en el control. Mi compañero, Sergio Castro, le pide, para que se entretenga, que me vaya avisando del tiempo escribiendo los minutos en un papel. Omar se lo toma tan en serio que me enseña el papel cada dos minutos y me pone un poco de los nervios, la verdad. Cuando termino la conversación con Castilla del Pino, Omar dice: 'Me ha caído bien ese tío, es un buen hombre y un superdotado, como un niño de mi clase'.

Después volvemos caminando por la Gran Vía. Me encuentro con unos amigos que le dicen, como si fuera Pinocho: 'Omar, si eres de carne y hueso'. Luego en casa me pregunta: '¿Por qué sabían que yo me llamaba Omar?'; pues porque te he sacado en un artículo; ¿y cómo han sabido que yo era el del artículo?, porque yo he contado muchas cosas sobre ti, cómo tienes la nariz, como tienes el pelo...; de mi nariz no hables que no me gusta que está aplastá pa dentro, a saber las cosas que has dicho sobre mí; todo lo que he contado es gracioso; pero yo no quiero ser gracioso; ¿y entonces qué quieres ser?; ¿yo? Un tío legal.

Por la noche le llevamos a cenar al Iroco. Le preguntamos si le gusta y nos dice que sí, aunque ya había visto ese restaurante en Madrid Directo. Luego mira a mi santo, que está pensativo. Le pasa el brazo por el hombro y le dice: 'En Madrid estás más tristón que en el campo. ¿Dónde está ese hombre que siempre nos alegraba con sus bromas?'. Omar, le dice mi santo, eres el único que me comprende. Es que conmigo puedes hablar de hombre a hombre, dice Omar, de machote a machote.

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Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

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