Ecologistas y vecinos denuncian la tala de los 55 tilos de medio siglo en la avenida de Tolosa de San Sebastián
Ya no hay remedio. De nada han servido las protestas de los vecinos y de la Asociación Naturalista Haritzalde. Los 55 grandes tilos que jalonaban la avenida de Tolosa de San Sebastián desde hace 50 años fueron talados el martes por orden de la Diputación de Guipúzcoa, a fin de poder continuar con las obras que está llevando a cabo en el área de Errotaburu, por donde se accede a la ciudad desde la N-I y la A-8, para ampliar la carretera y construir una glorieta.
Aún así, Haritzalde seguirá alzando la voz para denunciar la tala y explicar las negativas consecuencias que tendrá sobre el medio ambiente y la salud de los vecinos de la zona. La asociación tiene previsto realizar en breve una manifestación -aún no ha concretado la fecha- y personarse en la nueva glorieta el día de su inauguración para 'hacer un poco de ruido', anunció ayer el miembro del colectivo naturalista Egoitz Sansamendi.
Haritzalde -que en los últimos meses ha llevado a cabo encarteladas y concentraciones y ha recogido unas 4.000 firmas en contra de la tala de los tilos- apostaba por mantener los árboles amoldando el proyecto de las obras del vial al entorno natural existente o transplantando los tilos. La asociación intentó reunirse con la Diputación para trasladarle sus propuestas, pero, según aseguró Sansamendi, la institución foral le 'ha dado largas' y no le ha atendido.
En cualquier caso, la Diputación no contemplaba transplantar los tilos, pues requería una inversión muy elevada que no estaba dispuesta a asumir, según indicó el miembro de Haritzalde. La institución foral tiene previsto plantar dos tilos por cada árbol talado, es decir 110 de la misma especie, aunque serán más pequeños que los desaparecidos. En este sentido, Sansamendi señaló que habrá que esperar 'muchos años' para que alcancen el tamaño de los tilos talados.
Egoitz Sansamendi explicó las 'ventajas' que, dado su gran tamaño, tenían los tilos para los habitantes de la zona. Para empezar, disminuían el ruido del numeroso tráfico que discurre por la avenida de Tolosa, uno de los ejes por donde se entra y se sale de San Sebastián. Además, sus hojas recogían una importante parte del polvo de la atmósfera. Según los datos aportados por el miembro de Haritzalde, un árbol de gran tamaño elimina al año 500 kilogramos de polvo de la atmósfera, de manera que, teniendo en cuenta que se han cortado 55 tilos, 'los vecinos van a tragar 27.500 kilos más de polvo al año', apuntó.
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