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Desmantelado el Pozo del Huevo, el poblado más antiguo de Madrid

Sólo queda en pie una chabola porque no se halla vivienda para sus numerosos moradores

El vallecano Pozo del Huevo, el poblado chabolista más antiguo de la región, con medio siglo de existencia, ha quedado reducido a cascotes. El Gobierno regional ha alojado en viviendas sociales a las 100 familias que lo habitaban y ha tirado sus casetas. Sólo le queda por realojar a una familia de 10 miembros para la que aún no ha encontrado un piso del tamaño adecuado. El derribo de este núcleo, situado en el kilómetro 2 de la carretera de Villaverde a Vallecas, era uno de los compromisos alcanzados por la Comunidad con las asociaciones de vecinos vallecanas.

En el barrio, donde hace año y medio vivían medio millar de personas, ya no hay movimiento. Ni niños correteando ni adultos que llegan en furgonetas. Sólo algunos toxicómanos procedentes del cercano poblado marginal de Las Barranquillas rebuscan entre los escombros para ver si encuentran algo de chatarra que vender. Tampoco queda ni rastro de la antigua guardería regentada por las franciscanas Hijas de María que durante años prestaron apoyo a los habitantes de este vecindario de aluvión.

Portavoces del Instituto regional de Realojamiento e Integración Social (IRIS), de la Consejería de Obras Públicas, explican que sólo una familia está todavía pendiente de un piso digno. 'Como tiene ocho o diez miembros, nos resulta difícil encontrar una vivienda para ellos, pero en septiembre estará solucionado', aseguran.

Sin embargo, en el erial en que ha quedado convertido el barrio nadie sabe decir dónde vive esa familia de robinsones. 'Yo creo que se marcharon hace unos veinte días porque por aquí no se les ve', explica uno de los chóferes de la línea 410 de la EMT, la única que llega a este Pozo del Huevo que en los callejeros figura como colonia de San Francisco de Asís.

A los responsables del IRIS no les choca que hubieran buscado un alojamiento temporal en otra parte. 'El lugar ha quedado tan inhóspito que lo más probable es que hayan pedido cobijo a parientes hasta que les concedamos el piso', añaden.

Además de los chabolistas realojados por el IRIS en viviendas sociales de alquiler de La Elipa, Villaverde, Vallecas, Coslada, Torrejón y Alcalá de Henares, en el barrio había familias que eran dueñas de pequeñas casitas bajas con su terreno. 'Ellos han ido por su cuenta negociando con la junta de compensación de la Atayuela, que agrupa a los dueños de los suelos del Pozo del Huevo', aseguran en el instituto. La cuenta atrás del Pozo comenzó en 2000 cuando el presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón prometió a las asociaciones vecinales de Puente y Villa de Vallecas que antes de 2003 desmantelaría este poblado, habitado sobre todo por familias gitanas y caracterizado porque, pese a estar rodeado de hipermercados de la droga como La Rosilla o Las Barranquillas, nunca ha sido un núcleo muy conflictivo.

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Los realojamientos comenzaron hace año y medio. Pero, además, el año pasado se produjo un hecho criminal que provocó el abandono de varias familias. El 3 de julio de 2001 el matrimonio formado por Emilio Montoya Borja, de 30 años, y Rocío Iglesias Muñoz, de 32, murió acribillazo a balazos delante de sus tres hijas (una de nueve años, otra de cinco y la menor de siete meses). Ambos eran vecinos del Pozo del Huevo y miembros del llamado clan de los tarzanes. Los asesinatos provocaron la huida de los miembros de otro clan, el de los gallegos, que temían ser acusados de las muertes.

Barrio de inmigrantes

El barrio nació en los años cincuenta cuando inmigrantes extremeños y andaluces se asentaron en el camino de los Polvorines levantando con sus propias manos, y al amparo de la noche, decenas de modestas casas bajas. En los años sesenta y setenta algunos de estos pioneros fueron realojados en las precarias viviendas sociales de la antigua UVA (Unidad Vecinal de Absorción) de Vallecas. Sus casas quedaron vacías y fueron ocupadas por familias gitanas. En 1989, en el pozo llegaron a vivir 382 familias. Un año después, las instituciones realojaron a 312 de ellas en un bloque de pisos sociales en Moratalaz conocido como el ruedo de la M-30. La medida levantó un fuerte rechazo vecinal.

El PP de Moratalaz recogió entonces firmas contra el realojamiento en este barrio de clase media de 'familias de dudosa honradez' programado por el Gobierno regional, entonces del PSOE. Hubo manifestaciones y cortes de la M-30, pero la operación siguió adelante. El problema es que el Pozo siguió existiendo: parte de sus habitantes no fueron realojados porque las instituciones consideraban que llevaban poco tiempo en el barrio. Y volvió a poblarse hasta que ahora, el actual Gobierno regional, lo ha desmantelado definitivamente..

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