Cuatro años sin marcar en Riazor

No hay campo más hostil para el Valencia en los últimos años que Riazor. Desde el penalti detenido por González en 1994 que privó al Depor de aquella Liga, los futbolistas del Valencia sienten en el cogote una animadversión muy profunda cuando visitan Riazor. Y suelen acusarlo en su juego. Tanto, que no han marcado un solo tanto en las últimas cuatro visitas ligueras, en las que acabaron perdiendo. La última victoria se remonta al curso 1997/98, cuando Mendieta marcó de lanzamiento de falta el 1-2 que dio el triunfo a los valencianos.

Claro que uno de los principales protagonistas de aquel célebre penalti -el lanzador Djukic, ahora en el bando contrario- es hoy una de las numerosas bajas por lesión del cuadro de Rafa Benítez. El resto son Carboni, Kily González, Mista, Baraja, Albelda y Salva. Medio equipo ausente, lo que podría servir de excusa al técnico si no fuera porque en este Valencia el nivel medio es alto pero casi nadie es imprescindible. El conjunto valenciano llega a la cita con los mismos defectos y las mismas virtudes que lo convirtieron en campeón de Liga la temporada pasada. Y Benítez ha llegado a parecidas conclusiones: que le gusta disponer de un poderoso doble pivote en el centro del campo (De Los Santos y Marchena suplen hoy a los lesionados Baraja y Albelda); y que no le convencen ninguno de sus delanteros puros (Carew, Salva, Sánchez,...), por lo que recurre para la punta al comodín Angulo, mientras el mago Aimar actúa de segundo delantero.

Si acaso una novedad respecto al pasado curso es la presencia en el lateral izquierdo del brasileño Fabio Aurelio. No sólo por la lesión de Carboni, sino porque Fabio Aurelio ha hecho méritos en la pretemporada para que le den más cuerda: se trata de un lateral de exquisita técnica que trata de corregir su escasa contundencia defensiva.

El Valencia, en fin, busca conquistar un torneo que ya le ganó hace tres años al Barcelona.