En busca de un nombre
'Hay quien cree ciegamente en el poder simbólico de los nombres, en la capacidad de transformar algo según la forma en que lo bauticemos. De ello, no sólo depende la fortuna que corra ese algo (y de eso saben mucho los técnicos del marketing publicitario), sino que queda impregnado de ciertas características que no tendría que llamarse de otro modo'. Las palabras del pintor cartagenero Ángel Mateo Charris resumen acertadamente el sentido de la exposición Al fondo, el mar. Cartagenas y Carthagos del mundo.
Atrapados por esa idea, dos fotógrafos cartageneros, Moisés Ruiz y Juan Manuel Díaz Burgos, han viajado por cuatro continentes -África, Europa, América y Asia- persiguiendo la historia de un nombre, Cartagena, cuya denominación nació en Túnez, desembarcó en la península Ibérica y desde ahí cruzó el Atlántico hacia el Nuevo Mundo.
AL FONDO, EL MAR. CARTAGENAS Y CARTHAGOS DEL MUNDO
Moisés Ruiz Cantero y Juan Manuel Díaz Burgos Sala La Muralla Bizantina y Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy Hasta el 31 de agosto Cartagena
Siguiendo la ruta de los antiguos marinos, los fotógrafos lograron plasmar en más de 40.000 negativos la esencia de las Carthagos del mundo, en la que viven más de dos millones de personas, distribuidas en más de doscientas ciudades, pueblos, aldeas, ranchos y accidentes geográficos relacionados con algo tan intangible y tan poderoso como su nombre.
El significado inicial de Car-
tagena, según sus fundadores, era Qarthadast (ciudad nueva) y deriva de la histórica colonia fenicia en Túnez, que se convertiría en un emporio económico, político, comercial y militar en las dos orillas del Mediterráneo en los siglos cuarto y tercero antes de la era cristiana.
Ruiz y Díaz Burgos han viajado por medio mundo dejando constancia fotográfica de todo lo que encontraban a su paso. El resultado final es un reportaje fotográfico inmejorable en el que se funden razas y paisajes. Las imágenes de las columnas de Hércules, los campos de caña de azúcar en Cuba, el mercado de Bazurto en Cartagena de Indias y la cartagenita de Limón se mezclan con los retratos de tipos con sombreros vaqueros y botas de punta de California, campesinos descalzos del Cartago de Veracruz o los amantes de Bocagrande, en un trabajo realizado en su mayor parte en blanco y negro.
Ruiz y Díaz Burgos dejan constancia de su diario de viaje en el elegante catálogo de la exposición. De partida optaron por incluir en el censo todos aquellos topónimos que, llevando los nombres de Cartago o Cartagena o sus derivados gramaticales o idiomáticos, aparecían en la categoría de sus naciones respectivas. Pero no siempre los mapas acreditan la actual existencia de un topónimo. En algunos casos, dejaron boquiabiertos tanto a directores de museos como a campesinos cuando les informaban de su propósito. Buscaban restos que, en algunos casos, eran casi desconocidos para sus habitantes.
El Ayuntamiento de Cartagena, mecenas del proyecto, encargó el trabajo hace 12 años sin conocer en origen qué destino iba a dar al trabajo una vez finalizado. La ocasión se la brindó el Festival La Mar de Músicas, que se celebra durante el mes de julio en Cartagena y que cada año dedica la parte central de su programa a un país determinado. Este año, en su VIII edición optó por el disperso legado de la ciudad anfitriona. Túnez, Colombia, Jamaica, Perú, Chile, México, Cuba y Estados Unidos son algunos de los países que cuentan con ciudades con el topónimo Cartagena. Así junto a la música de Manecas Costa, Sara Tavares, Susana Baca o Totó la Momposina, todas las galerías de la ciudad, públicas y privadas, colgaron buena parte del trabajo fotográfico realizado por los dos fotógrafos cartageneros. La exposición se exhibe ahora en dos salas y posteriormente viajará por Colombia, Perú y Estados Unidos.
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