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Reportaje:CULTURA Y ESPECTÁCULOS

EL SORPRENDENTE CANTE A PELO DE JOSÉ MERCÉ

El cantaor jerezano y Moraíto Chico arrasan en el festival de las Minas. Carlos Piñana incorporó dos invitados de lujo, el bajo de Benavent y el saxo de Pardo.

Palosanto es una de las maderas nobles con que se hacen las guitarras. No sé si la de Carlos Piñana, miembro de la familia más emblemática del flamenco de la región y ganador del Bordón de Oro en 1996, es de palosanto, imagino que sí, puesto que su último disco lleva este título y el concierto que dio aquí anteanoche también. En cualquier caso, es una gran guitarra.

Carlos Piñana es un joven guitarrista que ha pasado por el conservatorio y cuya preparación académica se le nota. Está haciendo una música seria, en la que nunca pierde de vista el referente flamenco. Los estilos jondos mantienen perfectamente su identidad, aunque Piñana añada a ellos su propio mundo musical. Con él subieron al escenario del Antiguo Mercado de La Unión tres habituales de su grupo en los conciertos que hace: su hermano Curro, excelente cantaor que en 1998 ganó el trofeo Lámpara Minera; otro cantaor murciano, Manuel Fernández, El Chiquitín, y el percusionista cubano Lázaro, que es un verdadero terremoto.

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Pero también se incorporaron al grupo en esta ocasión dos invitados de lujo: Carles Benavent, al bajo, y Jorge Pardo, a la flauta travesera y al saxo. Los dos tuvieron ocasiones de hacer sus propias músicas y algunos solos brillantes, aunque fuera notorio que a veces no tienen la adecuación al grupo de quienes son miembros estables de él, sin duda por falta de ensayos.

Y José Mercé, que fue una afortunada sorpresa oírle cantar a pelo, lo que no quiere decir que se haya afeitado la cabeza, pues conserva íntegra su abundante melena. Quiero decir que cantó sin grupo, acompañado solamente por la guitarra de su inseparable Moraíto Chico.

Los dos jerezanos mano a mano, y por derecho, difícilmente defraudan. Tienen el sentido, y el sentimiento, de lo jondo, y han estado desde que nacieron inmersos en este arte. Así que desde el primer bordón de Moraíto y el temple de Mercé, ya están los dos metidos en faena con una naturalidad apabullante. Lo raro casi, en circunstancias semejantes, sería que no alcanzaran cotas de calidad sobresalientes.

José Mercé, por añadidura, en La Unión arrasa. Ha venido muchas veces, desde que empezaba a destacar con personalidad propia, hasta el año pasado mismo, en que vino con el grupo de su último disco y obtuvo un éxito rotundo. Este año hizo el cante de siempre, sin veleidades y con clase. Soleares, alegrías, siguiriyas, fandangos... y bulerías, por supuesto. Cante muy de siempre. Moraíto es el acompañante perfecto, que a cada momento le da el toque justo, el que sigue estimulando a este cantaor que hoy nos trajo con autoridad el cante de verdad.

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