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Reportaje:CULTURA Y ESPECTÁCULOS

SONIDO CELTA, UN VALOR INCESANTE

Capercaillie cree que este tipo de música está por encima de las modas. La banda toca en Salamanca, Ferrol y Bilbao.

Algunos le llaman 'el Peter Gabriel de la música celta', y el comentario no parece molestarle. 'Lo que más me diferencia de Gabriel es el saldo de nuestras cuentas corrientes', bromea el escocés Donald Shaw, de 34 años, líder de Capercaillie y ahora fundador del sello discográfico Vertical Records, que se propone amplificar internacionalmente su fe en el celtismo. 'Tal vez la música celta no atraviese una época de reconocimiento masivo, pero da igual: el género tiene muchos siglos y nos sobrevivirá por muchos siglos más', pronostica.

El acordeonista Shaw se ha mudado por unos días a la localidad irlandesa de Cork, donde produce el tercer álbum en solitario de Karan Casey, antigua vocalista del grupo Solas. Es sólo un ejemplo de la enfebrecida agenda del escocés, que fundó Capercaillie con sólo 17 años y ahora es capaz de compaginar un centenar de conciertos al año con su intensa actividad discográfica. Este verano, su grupo tiene actuaciones españolas en Salamanca (hoy), Ferrol (mañana) y durante la Semana Grande de Bilbao, el 17 de agosto.

En cuanto a Vertical, su irrupción en el mercado internacional se produce con una decena de títulos nuevos; entre ellos, un par de discos del flautista Michael McGoldrick, Alyth McCormack, el cantautor Andrew White o el redivivo James Grant. En septiembre llegará Time to fall, segundo disco solista de Karen Matheson, cantante de Capercaillie y esposa de Donald.

'La idea de Vertical surge como una reacción al método de trabajo de las multinacionales, donde los empleados cambian cada seis meses y los artistas se ven abocados a trabajar con gente que no sabe nada sobre ellos'. A juicio de Shaw, la explosión de sonidos celtas que vivió el mundo hace cinco o seis temporadas sólo mantiene toda su vigencia en Francia. Pero el fenómeno, más tarde o más temprano, se repetirá. 'El interés de los medios ha descendido sensiblemente, igual que ha sucedido con la salsa o el son cubano. No lo digo con amargura: los periódicos necesitan renovar sus contenidos y hablar cada año de una cosa distinta, ya sea reggae o músicas del mundo', reflexiona.

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