Víctor Hugo vuelve a Pasaia

'Aunque ustedes no lo puedan creer, ya que llevo 117 años muerto, yo soy Víctor Hugo. Pero no se alarmen, porque no soy un fantasma. He regresado a este mundo con el único objetivo de rememorar uno de mis viajes más entrañables'. El actor Javier Merino, encargado de encarnar al escritor francés, recibe con estas palabras cada jueves, desde hace tres semanas, a las decenas de personas que se acercan a Pasaia para disfrutar del Itinerario romántico que recrea la visita del autor de Los miserables a este rincón guipuzcoano el verano de 1843.

La representación popular, protagonizada por una decena de actores y setenta pasaitarras voluntarios, arranca junto a la parroquia de Pasai San Pedro. Allí, el público, rodeado de un ambiente que le traslada al siglo XIX, conoce algunas pinceladas de la vida de Víctor Hugo y de la historia de Pasaia. Y es que este teatro móvil, organizado con motivo del bicentenario del nacimiento del creador de El rey se divierte, tiene como objetivo recordar la figura y obra del escritor, pero, a la vez, y a través de él, mostrar los encantos de Pasai San Pedro y Pasai San Juan.

Así que Víctor Hugo-Javier Merino se pasea por San Pedro, charla con los pescadores y, haciendo honor a su 'apetito francés', da cuenta del pescado que piensa cenar en San Juan. Por eso se dirige hacia el embarcadero, donde le esperan las tradicionales bateleras para cruzarle en batel al otro lado de la bahía. El público le sigue en motoras y todos llegan a la plaza sanjuandarra, convertida en un espacio medieval que recuerda la plaza de Nuestra Señora de París y donde no faltan los comerciantes y malabaristas. Pronto aparecen algunos de los personajes de la novela: la gitanilla Esmeralda, el jorobado Quasimodo y el cura Frollo, para representar un pasaje de la obra.

Después, el escritor-actor, quien reconoce que lo más complicado de estar rodeado de gente es 'no perder el hilo', inicia su recorrido por San Juan. Aquí charla con una vecina y allá con otra, quien le anuncia que todavía conserva la casa donde se alojó en 1843, que ahora lleva el nombre de Víctor Hugo.

Para terminar el itinerario no falta una escena de Los miserables ni un cántico popular. Y todo bajo la dirección de Rosa Rojo, quien subraya que las 'dificultades' de trabajar en la calle se compensan con la 'ilusión' de la gente del pueblo. 'Hay familias enteras participando. La única pena que tienen es que no pueden ser a la vez protagonistas y espectadores', destaca. El espectáculo se repetirá cada jueves hasta el 5 de septiembre. Pero quien no pueda esperar, puede ir abriendo boca mañana y el lunes con los conciertos que la Quincena Musical ha organizado en San Juan para unirse a la celebración del bicentenario de Hugo.