'Los aristócratas han creado siempre nuevos deportes para distinguirse de la plebe'

Recaredo Agulló (Valencia, 1947) ultima la elaboración del primer diccionario del deporte, obra que le encargó la Universidad de Salamanca. Licenciado en Filología e Historia Contemporánea, Agulló, ex campeón de España de 400, 800 y 1.500 metros en la categoría de veteranos es, además, el autor de una tesis sobre la formación del léxico deportivo, entre otros trabajos.

Pregunta. Usted estuvo 15 años preparando una tesis sobre la formación del léxico deportivo. ¿Cuál es el origen del vocablo deporte?

Respuesta. La palabra deport nace en La Provenza en el siglo XII. Aquella era una región gobernada por mujeres, cuya reina se llamaba Alienor. Se creó una corriente literaria que se llamó live amore, que consistía en el galanteo de un hombre a una mujer a través de la poesía y el canto. Hacer deport significaba pasárselo bien jugando, cantando y cazando. La primera vez que se emplea la palabra deport se asocia, pues, a la caza.

P. También ha elaborado un trabajo sobre la crónica deportiva.

R. Sí, es una antología de la crónica deportiva, la historia del deporte valenciano. He encontrado joyas, como una crónica poética de pelota en valenciano en la que se relatan todas las vicisitudes de una partida. Data de 1904. Antes, los periodistas eran literatos. Hay otra crónica, ésta de 1882 que apareció en el diario Las Provincias, que se titula El hombre locomotora bebía ron y café. Trata sobre una carrera entre un hombre y un caballo en la plaza de toros ante 6.000 personas. Entonces eran frecuentes las carreras, con apuestas de por medio, entre hombres y caballos.

P. ¿Dónde ha encontrado todas estas crónicas?

R. En los periódicos valencianos más antiguos: Diario de Valencia, El Mercantil, Las Provincias, La Paz, El Cisne... Hay que tener en cuenta que la prensa aparece a finales del siglo XVIII, y por lo tanto antes es muy difícil hallar documentación.

P. ¿Qué deportes se practicaban a principios del siglo XIX en Valencia?

R. La esgrima, las carreras de caballos, la aerostación y la pelota. La mayoría de deportes nace de la guerra. El deporte tenía entonces un evidente componente bélico. Actualmente, ese origen se nota en el vocabulario que emplean los medios de comunicación y los aficionados: 'Vamos a la guerra'; 'A por ellos'; 'Ganamos la batalla'.

P. ¿Por qué se dice, por ejemplo, el noble arte del boxeo?

R. Siempre se dice que el deporte es noble. Esto es porque la mayoría de deportes tienen un origen aristocrático. La aristocracia crea nuevos deportes para distinguirse de la plebe a medida que ésta tiene acceso a todas las especialidades.

P. La pelota es un deporte autóctono...

R. Ningún deporte es autóctono. Autóctonas son las plantas. A pelota se jugaba en todas las regiones de España y casi en toda Europa y América. Luis Vives ya habla de las diferencias del juego entre París y Valencia. Aquí se jugaba con la mano, y allí con raqueta.

P. Creo que sus investigaciones tumban algunas tesis mantenidas hasta ahora por los expertos en pelota.

R. Alguna que otra. A un pelotari llamado El Nel se le atribuye ser, a principios del siglo XIX, el creador de una modalidad del juego, la escala i corda, cuando yo he documentado esta palabra 20 años antes de que naciera este jugador. Alguno tendrá que revisar sus fuentes.

P. ¿Quién fue Francisco Amorós?

R. Amorós, sobre quien hay una amplísima bibliografía en francés, fue el creador de la gimnasia moderna en Europa. Y era valenciano. Su importancia es equivalente a la de Pierre de Coubertain para los Juegos Olímpicos. Francisco Amorós era venerado en Francia, donde tuvo que desarrollar su pensamiento, pues en la España de Fernando VII era imposible. Este precursor de la gimnasia, posiblemente uno de los más ilustres valencianos, nació en 1770, y huyó a Francia en 1814. Cuando murió Fernando VII regresó a España. Abogó por que España se incorporara a la modernidad a través de la educación física.

P. ¿Por qué nadie se ha interesado antes en publicar sus trabajos?

R. Hace un tiempo se lo ofrecí a la Generalitat, cuando José Emilio Cervera era director general de Deportes. También a la Diputación. Me dijeron que no había dinero. La verdad es que me dolió.