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Reportaje:POSGUERRAS BALCÁNICAS / Y 6

MACEDONIA, EN LA ENCRUCIJADA DEL TRÁFICO DE MUJERES

Los países de la antigua Yugoslavia se han convertido en un centro de actuación de mafias que trafican con todo: coches robados, droga, tabaco, gasolina, o mujeres. Macedonia es una encrucijada, y también lugar de destino final para miles de chicas jóvenes procedentes de países del Este y la antigua Unión Soviética, destinadas a una variante moderna de la peor esclavitud.

Dos espectaculares Mercedes negros aparcan a la puerta de Romansa, un bar de Struga, una ciudad macedonia 180 kilómetros al sureste de la capital Skopje, al borde del lago Ohrid, cerca de Albania. Alrededor de una mesita en la terraza, un policía de paisano charla con dos individuos con un toque extravagante en su indumentaria. Son los propietarios de los vehículos con la estrella sobre el capó. Uno lleva muletas y tiene una pierna amputada a la altura de la rodilla.

Tras despedirse, el policía, un albanés macedonio con el rango de sargento, explica que sus interlocutores son dos miembros destacados de la mafia local. Uno de ellos es el dueño en la vecina localidad de Valesta de un famoso local, tapadera de uno de los muchos burdeles que abundan allí. Sobre el de la pierna amputada, explica el policía que es amigo suyo y esto no impide que lo haya detenido en una ocasión con las manos en la masa.

'El sistema de la prostitución funciona porque el Ministerio del Interior macedonio lo inicia y lo fomenta'
Sostiene la NBC que con los beneficios de la trata de blancas se financian las armas de la guerrilla albanesa

El sargento de policía, de 32 años, con 15 de servicio y un sueldo de 400 euros al mes, relata lo ocurrido. Como consecuencia de la captura de un alijo de 35 kilos de heroína con destino a Italia, llegó a la casa de su amigo, el hoy cojo. Tras tomar un café con él, los policías encontraron en el sótano un laboratorio de droga: marihuana lista para el transporte, 1.300 gramos de heroína, 200 gramos de pasta básica y unos 50 gramos de cocaína, que el policía veía por primera vez. Completaban el hallazgo dos fusiles de asalto AK 47, más conocidos como Kaláshnikov, y unas pistolas. El dueño de la casa salió bien librado: sólo lo condenaron por tenencia ilícita de armas. Con ironía, el narcotraficante comentó a su amigo policía: 'Soy más fuerte que tú'. Hace unos meses el delincuente tuvo una disputa con otro de su calaña, zanjada con una ráfaga de metralleta y la amputación de su pierna. Esta vez el policía se desquitó y dijo a su amigo mafioso: 'De mí pudiste escapar, pero de tus amigos, no. Te estuvo bien empleado por envenenar a la gente con la droga'.

Son historias de esta región donde se ha establecido de facto un mercado común con libre circulación de armas, droga, coches robados y contrabando de toda clase de productos, incluida la carne humana, sobre todo la femenina. Las mujeres consideradas de mejor calidad van a los burdeles de Europa occidental y las otras para los de los balcánicos. Tomaso de Castaldo, empleado de la no gubernamental Organización Internacional para las Migraciones (IOM) comenta en Skopje que Macedonia es un país de tránsito hacia Albania, para dar el salto a Italia, y también de destino final para el mercado local. Estima De Castaldo entre 200.000 y 500.000 las víctimas de este tráfico en la región.

Un extenso reportaje de la cadena de televisión de Estados Unidos NBC expone que en Moldavia, un pequeño país de 4,3 millones de habitantes, tras la caída de la Unión Soviética, se vendieron entre 200.000 y 400.000 mujeres para la prostitución, un 10% de la población femenina. Ljuba Revenko, que trabaja para IOM en Moldavia, comenta: 'Los moldavos son una población híbrida de rusos, rumanos, judíos, ucranios y búlgaros. Esto crea una raza especial de mujeres hermosas y muy demandadas, un objetivo ideal para los traficantes'.

Según De Castaldo, el precio de estas auténticas esclavas en pleno siglo XXI se incrementa con la proximidad a Europa occidental. Se compran por unos 200 euros en origen. El precio sube en Macedonia hasta llegar a 1.000 euros en el punto de tránsito de Albania a Italia. En los países de procedencia se da el caldo de cultivo propicio para el tráfico de seres humanos. Según una encuesta de un centro demoscópico rumano, en Moldavia un 36% de la población se declara dispuesto a abandonar el país para hacer dinero en el extranjero.

Para IOM, los mecanismos de reclutamiento son ofertas de trabajo bien pagado en el exterior, promesas de matrimonio con un extranjero y hasta el secuestro. Un sondeo de la organización concluye que hasta un 45% de mujeres en Ucrania, entre 15 y 35 años, corren riesgo de ser víctimas del comercio de sexo. Cada vez se llevan más mujeres fuera del país: estudiantes y alumnas de bachillerato, a las que ofrecen viajes o trabajos para cuidar niños. Un funcionario del Ministerio del Interior comenta que unas 200.000 ucranias desean trabajar en el extranjero y se pregunta: 'Sin idiomas, ¿qué trabajo van a conseguir?'.

Para muchas de estas mujeres el viaje acaba, en el mejor de los casos, en un bar de alterne en Tetovo, la región albanesa al noroeste de Macedonia. Muchas chicas búlgaras entretienen a la clientela con la danza del vientre y otros servicios. La variante peor conduce a un burdel como los que abundan en Velesta, un pueblo de unos 5.000 habitantes, albaneses en su casi totalidad. En Velesta pululan locales, tapadera de la prostitución: Max, Expreso, Jony, 69, Bella Donna, Coca Cola, Safari, Excelsior y otros.

Tahir Hani, de 41 años, albanés, casado y con tres hijos, es el alcalde de Velesta. Tuvo que abandonar sus estudios de Física en 1985, cuando lo detuvieron en una de las múltiples represiones sufridas por los albaneses de Macedonia, cuando el país todavía pertenecía a la antigua Yugoslavia. Elegido alcalde con un 87,3% de votos con el Partido Democrático de los Albaneses (PDA), uno de los que colaboran en el Gobierno macedonio, Hani se cambió, tras la guerra del año pasado, a otro partido próximo a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN). El alcalde gana 300 euros al mes.

Reconoce Hani la fama de Velesta como centro de prostitución, 'pero el sistema funciona porque el Ministerio del Interior lo inicia y lo fomenta. El Concejo municipal adoptó iniciativas para luchar contra esto, pero, por desgracia, sin éxito. La ley no funciona. La prensa de Macedonia denunció esto muchas veces. Con frecuencia altas instancias, unidas a gente local, controlan la prostitución'. Para Hani, 'el tráfico de mujeres es una cadena y Velesta es sólo un eslabón. Aquí se crean una especie de locales legales, frecuentados por altos políticos de Macedonia. Esas personas están en buenas relaciones con los que llevan los negocios. La población no los desea y exige el apoyo del Estado, que no hace respetar la ley y no tiene ese negocio bajo control'. Añade el alcalde: 'El Ministerio y la policía hacen redadas, pero el objetivo es conseguir beneficios. No interrumpen ese negocio'.

Coincide Hani con el sargento albanés que fue algún tiempo jefe de policía de Velesta y se lamenta: 'Nuestra misión es arrestar a esas mujeres y entregarlas a la Policía de Extranjeros. Ésta tiene que devolverlas a sus países de origen. No sabemos dónde acaba ese proceso. Tienen que ponerse en contacto con los consulados para la expulsión, pero esa policía nos dice que ese no es asunto nuestro. Cuando yo era jefe les entregamos en Ohrid a 13 chicas. No habían pasado 10 días y me llamaron al móvil. Las chicas me dijeron que las habían maltratado en un local y pedían que las detuviéramos para evitar los maltratos. Fui con tres colegas. Había allí seis chicas, las mismas que habíamos detenido 10 días antes'. Para el policía está claro: 'El Gobierno está detrás. Los macedonios están detrás, porque ese trabajo no es competencia de albaneses. Ningún albanés quiere la prostitución, droga y sus efectos negativos'. En esto el policía rezuma sentimientos étnicos. Los expertos consideran el tráfico de mujeres como uno de los puntales de la mafia albanesa. La NBC afirma que sus beneficios han financiado las armas de la guerrilla albanesa en Kosovo y Macedonia.

La IOM niega la posibilidad de entrevistar a las mujeres en el centro de acogida que mantiene en Skopje para recibir a las que consiguen escapar de los rufianes que las explotan. Desde diciembre de 2000 hasta este verano, la IOM recogió a unas 500 mujeres en Skopje y les facilitó el retorno a sus países de procedencia: más de la mitad a Moldavia y casi un tercio a Rumania. Dado el volumen del tráfico, las 500 recogidas por IOM no son más que la gota de agua sobre una chapa ardiente. Sase Dimovski, un periodista de la cadena de televisión privada Sitel, entrevistó a varias de esas mujeres caídas en las garras de los traficantes de carne humana.

La rumana Ljudmila relata: 'Yo era una chica muy pobre. Trabajaba en una fábrica y cobraba apenas 15 euros. Llegó un hombre que me ofreció un buen trabajo en Italia de camarera. Le creí y me fui con él. En lugar de Italia, terminé en Velesta. Ya la primera noche el dueño me dijo que tenía que ir con los clientes que pagaran por mí. Me negué y le dije que quería trabajar como camarera y no como prostituta. Entonces él mandó a tres camareros para que me hicieran 'cambiar de opinión'. Y ¿sabes qué quiere decir eso? Me violaron y me apalearon los tres camareros. No pude levantarme de la cama en tres días. ¿Qué iba a hacer? Tuve que aceptar acostarme hasta con cinco y seis hombres cada noche. Tuve clientes jóvenes y viejos. La mayoría eran albaneses, unos cuantos macedonios y también hubo alguno de la Kfor. Ellos pagaban bastante por nosotras. Nos llevaban en furgoneta o en autobús durante el fin de semana. Unas cuantas veces con ellos tuve sexo en grupo'. Añade Ljudmila: 'A veces me pegaban los clientes también. Un albanés vino de Suiza y me pagó para estar con él toda la noche. Cuando empecé a 'trabajar' noté que su órgano sexual estaba untado con algo. Me dijo que lo había untado con cocaína para poder estar conmigo toda la noche. Se puso muy agresivo, al darse cuenta de que yo ya no podía resistir, y me escapé a la recepción. Entonces él llamó al dueño y le dijo que me mandara de vuelta y que todo estaría bien'. A la pregunta de por qué no lo denunció a la policía, responde la chica: '¿Crees que alguien me hubiera creído? Entre los clientes que iban al bar había muchos policías. El dueño conocía a todos. El policía me habría dicho 'Bien, lo investigaremos'. Y después se lo habría contado al dueño y él me habría apaleado'.

Las declaraciones de varias mujeres mencionan por su alias a Leka, Bojku Dilaver es su nombre real, a quien el sargento de policía albanés califica como 'jefe de la mafia local'. El reportaje de la NBC lo cita como 'el rey de los rufianes de Velesta' y asegura que Interpol lo tiene en la lista de personas buscadas. Según la NBC, Leka mantiene buenos contactos con la guerrilla albanesa. El policía albanés relata que en una ocasión lo detuvo y Leka le advirtió: 'Tú no me conoces, pero me vas a conocer'. Cuando lo detuvieron, Leka pidió hacer una llamada telefónica. Asegura el policía que el interlocutor era Svonko Kasierski, entonces jefe de los servicios secretos de Macedonia, quien le prometió a Leka ocuparse del caso. A los tres meses Leka salió de la cárcel y advirtió al policía: 'Ten cuidado, porque te puede pasar algo'. El policía ya no trabaja en Velesta.

Entre los testimonios recogidos en el reportaje de Dimovski una chica prostituida de 15 años cuenta: 'Leka nos obligaba a ir con los clientes y no nos daba dinero. A otras chicas les pegaba mucho y por eso yo tenía miedo y hacía lo que me pedían'. La adolescente atendía a un máximo de cuatro clientes al día y dice que no podía negarse, porque Leka le decía: 'No estás aquí para la cosecha de la uva'. Declara la joven que Leka la vendió junto con otras ocho chicas a Ajet, un rufián de Tetovo que después murió asesinado a balazos en Velesta. En Tetovo, declara la chica, las tomaron los guerrilleros del ELN, que las entregaron a sus amos.

En el Hotel Berna, un sólido edificio con un vestíbulo de estética narco, con cascadas de agua y serpientes de plástico dentro, reina Leka y se mueve a sus anchas. En una mesa este hombre fornido, de cadena de oro al cuello y pelo casi rapado, de unos 40 años, considerado el rey del tráfico de mujeres en la región, conversa con otros tres hombres con acento albanés de Albania. Se capta un retazo de la conversación. Leka dice: 'No tendría problemas en mantenerla ilegal aquí'. El intérprete albanés del enviado de este periódico se niega a solicitar y traducir una entrevista con Leka: 'No estoy loco. Yo todavía amo mi vida'

Mañana se inicia la nueva serie La posguerra en Afganistán, de Ángeles Espinosa, con el reportaje Los afganos vuelven a casa.

Jóvenes búlgaras, que en teoría trabajan como bailarinas de la danza del vientre, en un local de Tetovo.
Jóvenes búlgaras, que en teoría trabajan como bailarinas de la danza del vientre, en un local de Tetovo.SHABAN JUSIFI

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