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Entrevista:SANTIAGO GRISOLÍA | Bioquímico | SABIOS

'AHORA MUCHOS CIENTÍFICOS ASPIRAN A HACERSE MILLONARIOS'

Hace años que el presidente del Comité de Coordinación Científica de la Unesco para el Proyecto Genoma Humano, Santiago Grisolía (Valencia, 1923), sacrificó la investigación por la promoción de la ciencia, aunque de vez en cuando todavía trata de cristalizar enzimas en fin de semana. Entre 1945 y 1977 vivió en Estados Unidos, donde fue el primer alumno graduado de Severo Ochoa en el Departamento de Química de la Universidad de Nueva York y donde despuntó en la fijación del anhídrido carbónico.

Pregunta. Dicen que le echa mucha sal a lo poco que come. ¿Es ése es el secreto de la inmortalidad?

Respuesta. No hay secreto de la inmortalidad, pero se puede extender la vida. Si vives diez años más ahora, estadísticamente llegarás al centenario, porque en estos años se van a hacer grandes avances en los males que padece la gente de mi edad.

'El genoma humano es una ocasión para asumir que había cosas que no se conocían. ¿Cómo vas a defender que Eva vino de Adán?'

P. Con la pirámide de la producción y la jubilación invertida, el aumento de la esperanza de vida es un lastre económico para los estados.

R. Habrá que extender también los años de trabajo, porque si no, la gente se va a aburrir mucho. Lo que hacemos usted y yo podemos hacerlo durante muchos años.

P. ¿Cuál es el mensaje que hay escrito en el genoma?

R. Al principio del Proyecto Genoma se dijo que era el Santo Grial, pero de eso nada. Es un gran avance, pero el mapa no está terminado. Lo único que hay es que preside las estructuras que tenemos, pero a un gen no le corresponde una enzima, como se pensaba. Ahora se sabe que se modifica el mensaje genético a través de complejos de proteínas y enzimas, que cortan el mensajero y establecen combinaciones distintas.

P. La secuenciación del genoma, ¿qué persigue? ¿La eternidad?

R. No, trata de saber todos los componentes, pero luego las relaciones entre ellos es enormemente importante. Los genes no funcionan como uno solo, sino, muy a menudo, como un complejo. Y sobre todo, el medio ambiente es muy importante.

P. ¿Al hombre le queda algún margen de maniobra o su herencia genética y el medio ambiente lo determinan de forma absoluta?

R. Es importante que la gente sepa que depende en gran medida del medio ambiente. Una de cada tres personas muere de cáncer, y de ellas, dos tercios son debidos al tabaco y a la alimentación. Si controlas eso, naturalmente prolongarás la vida.

P. El hecho de que empresas privadas de investigación genética coticen en Bolsa, ¿no introduce una perspectiva perversa?

R. Hace muchos años hubo una reunión para indicar la necesidad de tener una moratoria porque no se sabía qué podía pasar. Hace pocos años se volvieron a reunir los mismos y muchos de ellos aseguraban que ya no podían decir aquellas cosas porque ahora tenían acciones en compañías biotecnológicas. Antes, muchos científicos aspiraban a un Premio Nobel de Ciencia, y ahora, además aspiran a hacerse millonarios. Es muy humano.

P. Aunque el genoma es patrimonio de la humanidad, ¿no puede pasar como con los derechos humanos, que se violan muy a menudo?

R. En 1988 ya pedimos en Valencia una moratoria contra esas posibilidades. El cuerpo humano no se debe vender por nada, ni se debe intentar modificar ninguna de sus características. El cerebro se ha desarrollado a través de un mecanismo evolutivo muy largo, y es una maravilla, pero se puede estropear muy fácilmente.

P. ¿La clonación reproductiva y la hibridación son ciencia ficción o una posibilidad?

R. La clonación de un ser humano es bastante difícil. ¿Cuál sería el objetivo de clonarse? Prolongar tu vida. Pero no puedes pasar toda tu información y tendrías ante ti a un niño como tú que tendría muy poco que ver contigo desde el punto de vista intelectual. La única posibilidad que se me ocurre sería si unos padres tienen un solo niño, no pueden tener más y se les mata. Entonces, traer al mundo a alguien muy parecido sí que podría ser porque lo puedes educar como estabas educando al otro. Pero hay muchos niños en este mundo, es mucho más lógico adoptarlos. Ahora, en cuanto a la clonación de células y tejidos, es muy interesante. El problema es que estamos siempre confundiendo la ciencia y la creencia.

P. ¿Por qué hay tan mala relación entre la ciencia y la religión?

R. En la Edad Media se protegía mucho la ciencia en la Iglesia, pero después llegó la historia de Galileo y todavía no se han convencido de que es mucho mejor decir la verdad. Escribí al Papa proponiéndole que el nuevo conocimiento del genoma humano era una ocasión para mantener el lenguaje poético de la religión pero asumir que había ciertas cosas que no se conocían. ¿Cómo vas a defender que Eva vino de una costilla de Adán? Genéticamente es imposible.

P. En cierto modo era lógico que usted tuviese que emigrar a los 22 años, ¿pero lo es que tenga que hacerlo Bernat Soria en el siglo XXI?

R. Yo no emigré, sencillamente me fui a aprender en otros laboratorios. Luego, como aquí no había trabajo, me fui a buscarlo. Hoy hay mucha ciencia por todos los lados, y la ciencia es más cara. Que un investigador se quiera ir fuera es fácil, montar un tinglado propio en España es muy difícil, seas quien seas. Con respecto a este señor, no me parece correcto que un investigador emplee mucho los medios de comunicación.

P. ¿Cómo se podría calificar la inversión del Estado en ciencia?

R. Si quiere usted que me ponga a llorar, lloro. Todos estamos bastante sorprendidos con el nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología. Lo único que se ha conseguido, si acaso, es conocer algo más de teléfonos.

Santiago Grisolía.
Santiago Grisolía.JESÚS CISCAR

EL ARQUERO

Santiago Grisolía todavía conserva la nacionalidad norteamericana, y no porque ése sea el único modo incruento de ser español. También fue el caso de los profesores Severo Ochoa y Francisco Grande Covián. Incluso se considera muy crítico con los Estados Unidos, con 'este presidente que se las trae'. Sobre todo, sigue siendo norteamericano 'por no cambiar de chaqueta'. Y eso se le nota. Sus trajes de mil rayas, sus zapatos blancos y sus sombreros tejanos delatan que pasó más de 30 años allí. Asume con deportividad que se metan con él por los sombreros y los trajes muy frescos, que para su desgracia ya no se encuentran ni en Estados Unidos. Durante todo ese tiempo fue profesor de Bioquímica y Biología Molecular en las universidades de Kansas, Chicago y Wisconsin, donde realizó descubrimientos clásicos en el ciclo de la urea de gran importancia básica y práctica. Pero también le sobró tiempo para quitarse la bata y ser arquero, 'no excelente, pero muy bueno'. Sin embargo, nunca mató un ciervo, que era lo que daba la medida de los hombres en el Club de Arco de Wisconsin. En 1990 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica por su labor en el campo de la Bioquímica.

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