Con un paraguas y un calcetín

Del pañuelico, la 'fiesta con denominación', las astas bravas y el rojo y blanco, al blanco-blanco y La Blanca. Al gris urbano. Vitoria, que ya era un socavón, proyecto de ciudad, coge el relevo. Pasará el testigo a Sanse, que es playa y pincho, glamour y distinción. Seis días de desa-fuero, seis, de libertinaje (como los Persas, que dicen que dijeron que lo hacían con cada nuevo rey). Y seis días para mirarse en el espejo del charco barroso de la última cimentación. Espejito, espejito... Seis días.

Vitoria, que no es carlista ni lo fue -ni Pamplona, que sólo lo fue con Mola-, no tiene riau riau. (Ni tiene Pamplonesa ni Vals ni Comparsa de Gigantes y Cabezudos, que dicen que dijeron, sirvió para rendir la Ciudadela a Napoleón.) No. Vitoria no tuvo a un Premín de Iruña inventor del riau riau y del Sanfermín junto con Ernesto, el americano. No tuvo quien lanzara al público contra un ayuntamiento liberal (riau riau). Pero tiene un alcalde del PP que hace lo que en sus manos está por la jarana y el jaleo político: llamar a Lucifer por su nombre. Y Joker quiere un riau riau para Gotham-Gasteiz.

Joker y el Alcalde están hoy citados en la Balconada de la Virgen. El Baskonia lo dejó. (Es más complicado un mate crudo y ciudadano que un simple mate en canasta.) ¿Vendrá Batman en ayuda de Gotham? Pudiera. Esperemos que instruya al comisario contra Enigma, Dos Caras y El Pingüino.

El Alcalde lanzó el reto: no hay 'chupinazo' para el portavoz de Dos Caras. Gotham lo agradeció. Pero, Dos Caras-Bert insistió en su 'derecho' a la dignidad de la fiesta y de la feria. ¡No!, se dijo aquí y allá. Tímidamente, lo hizo el TAU y Querejeta. No lo hizo el PNV (¡qué lástima de partido ciudadano!). Se complica la fiesta. ¿Aparecerá una señal en el cielo a descifrar (ciruelas y paraguas, pierde Dos Caras)? ¿Acudirá Batman en persona cuidando de Celedón?

Se lanzará el chupinazo y lo lanzará el Alcalde. (Batman lo tiene resuelto.) Bajará Celedón. (Enmendado este año por un Els Comediants farfullero y festivo, desencajado y con humos ¡amarillos!, ¡provocación!) Empezará la feria.

Mientras, el campo de batalla urbana que hoy es Vitoria -zanja y socavón; ciudad atravesada por excavadoras, martillos mecánicos, acero y fibra óptica; casas demolidas, nuevos edificios y espacios, hormigón, cristal y perros descalzos por las calles; proyecto, sólo proyecto; ciudad entre el conservar y el predecir-, vivirá su feria. Feria de Catedral Vieja y nuevo urbanismo, feria de Artium, kalimotxo y tortilla en las noches insomnes.

Lo vivirá con alegría. (Aunque, una ciudad que se precie, acogerá todos los estados, también la indiferencia.) Y en las calles, barullo, olor a humedad, griterío y una alegría en el estar, una ligereza en el vivir, una animación que se echa de menos el resto del año. Comienza la Fiesta en la Ciudad Vasca. Un mes.