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Un crecimiento excesivamente dependiente de la construcción

Los datos sobre crecimiento de los precios del sector inmobiliario en lo que va de año, que desbordan las previsiones más sensatas realizadas a principios del ejercicio, han despertado la preocupación respecto a la posibilidad de que pueda producirse una fuerte corrección del ciclo expansivo de la construcción. Esta preocupación adquiere especial relevancia en un momento en el que el crecimiento económico español depende en buena medida de lo que ocurre en este sector, el cual en nuestro país acostumbra a estar sujeto a mayores oscilaciones cíclicas de las que serían deseables.

Lo cierto, no obstante, es que hasta ahora los datos macroeconómicos tienden a confirmar la percepción general sobre el todavía elevado vigor de la construcción, aunque éste no es tan elevado como el que cabría deducir de la evolución de los precios de la vivienda, ni comparable al registrado en los últimos cinco años en los que el sector creció a casi un 7% de media anual. La construcción, pues, está moderando sustancialmente su avance hacia una tasa que, en media anual, podría acabar situándose este año en el 3,5%. Pese a esta reducción, todavía se mantiene como el sector impulsor de la actividad agregada en España y el que justifica buena parte del diferencial favorable de crecimiento de nuestra economía respecto a la media del área del euro. Así, el año pasado, el valor añadido bruto de la construcción representó el 7,7% del agregado de la economía española, mientras que la inversión del sector supuso el 13,5% del PIB y casi el 55% de la inversión fija de capital, porcentaje, este último, altamente preocupante no solamente por el exceso de inversión en construcción que sugiere, sino, sobre todo, por la atonía de la inversión en bienes de equipo que refleja (la cual, si un milagro no lo remedia, cerrará el 2002 con una tasa de variación negativa).

Hoy por hoy, una previsión razonable sería una progresiva reducción de la tasa de crecimiento del sector para acabar el año en el 2,5%

Otro aspecto a resaltar es la falta de correspondencia de la evolución reciente de la construcción en España respecto a la europea. Así, mientras que, en el último ejercicio, el sector creció en España un 5,5%, en el área del euro se registró una caída. Este año, no obstante, se constata una cierta convergencia, tanto por la desaceleración que se observa en el caso español como por la recuperación en Europa que ha llevado a la producción del sector nuevamente a tasas de variación positivas (+0,9%) en el primer trimestre, pese a que Alemania y Francia todavía mantienen tasas negativas.

La cuestión que en el caso español se plantea ahora no es tanto la de la desaceleración -que cabe considerar no solamente como inevitable, sino incluso como conveniente, después de cinco años consecutivos de crecimientos del sector muy superiores a los del PIB total-, sino el peligro de una eventual corrección súbita del ciclo. Hoy por hoy, no obstante, una previsión razonable sería la que pronosticaría una progresiva reducción de la tasa de crecimiento del sector, con un crecimiento ya por debajo del 4% en el segundo trimestre, para acabar el ejercicio creciendo, en el último trimestre, alrededor del 2,5%, después de un claro debilitamiento de la edificación residencial que, parcialmente, se vería compensado por una mejor dinámica de la obra civil, afectada positivamente por el horizonte de elecciones locales en 2003.

No deben descartarse, sin embargo, escenarios más pesimistas, dado el grado de incertidumbre actualmente existente respecto a la coyuntura internacional a causa de los escándalos financieros en Estados Unidos y su impacto en la confianza de los agentes económicos y en la evolución de las principales bolsas internacionales. Ello, junto a la debilidad económica japonesa y el deterioro de la situación en Latinoamérica, hace cada vez mas probable que el marco económico general evolucione, en lo que resta de año, peor de lo inicialmente previsto, cosa que, sin duda, afectaría negativamente al sector de la vivienda en España.

Xavier Segura es jefe del Servicio de Estudios de Caixa Catalunya.

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