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Más de 60 mafias operan en territorio valenciano

La Policía Nacional y la Guardia Civil desarticularon 67 bandas en el primer trimestre del año

La delincuencia organizada se asienta en la costa valenciana desde hace años. Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado disponen de información sobre la existencia de unas 60 organizaciones de este tipo en la Comunidad Valenciana. Las cifras del Ministerio del Interior sobre la desarticulación de estos grupos demuestran su patente presencia, ya que de enero a marzo de este año cayeron a manos de la Guardia Civil y de la Policía Nacional 67 bandas, casi un 70% más que en el mismo periodo del año pasado. Alicante y Valencia son la provincias que se reparten la presencia de estos grupos.

La comarca de la Vega Baja es una de las zonas más atractivas para estas organizaciones. El sindicato policial Unión Federal de Policía (UFP) considera necesario la creación de grupos especializados contra la delincuencia organizada en Torrevieja y Orihuela para atajar sus actividades. La Guardia Civil calcula que 486 grupos delictivos organizados campan por toda España, principalmente por las grandes capitales como Madrid y Barcelona, así como por las zonas costeras, en Málaga, Alicante, Valencia y Tarragona. Más de 60 de éstas se encuentran en la Comunidad Valenciana, 29 de ellas en Alicante y otras 30 en Valencia, según datos aproximados de las fuerzas de seguridad. El 75% de las mafias que operan en la Comunidad están integradas por ciudadanos españoles y extranjeros.

Estos grupos centran sus actividades en las redes de prostitución y en el tráfico de inmigrantes ilegales. Los datos de Interior estiman que el 99% de las mujeres que ejercen la prostitución en clubes valencianos son ciudadanas extranjeras, la mayoría -según los últimos informes- procedentes de Rumanía. Datos de la Guardia Civil confirman que el 70% de las mujeres detenidas en las redadas de los últimos meses proceden de este país del este de Europa, frente a las procedentes de países suramericanos como Colombia y Brasil. Sus características, según datos ofrecidos en un informe elaborado por el sindicato UFP, se basan en la profesionalización de sus miembros, se someten a la disciplina rígida de grupo, están formados por ciudadanos de varios países y compaginan sus actividades ilícitas con negocios legales, principalmente en el sector inmobiliario y de la hostelería.

En cuanto al tráfico de inmigrantes ilegales, el 'mercado' ocupado por estas organizaciones en la costa valenciana está copado por ciudadanos del Magreb. Se trata de redes que disponen de contactos en ambos lados del estrecho de Gibraltar y que extienden su actividad de traslado de personas hasta el secuestro y la extorsión en su lugar de trabajo. Los miembros de estas organizaciones facilitan puestos de trabajo en la construcción y en la agricultura a cambio de un canon de su sueldo. En ocasiones ese canon se eleva al máximo, y la víctima sólo recibe un lugar donde dormir y algo de comida.

El informe clasifica a los grupos organizados especializados en función de su origen. Los grupos formados por ciudadanos africanos están dedicados a la falsificación y venta de productos textiles o discos de música. Además, se centran en determinadas zonas, como el centro de la ciudad de Valencia, en la venta de droga y el mercado de la prostitución. Por su parte, los magrebíes, 'mucho más activos y numerosos, suelen tener entre sus registros delitos menos graves, aunque generan mayor sensación de inseguridad', según el informe. Estos grupos cobran una media de 3.000 euros por cada inmigrante ilegal que logran introducir en España, y nutren al 90% las organizaciones dedicadas al tráfico de hachís desde Marruecos hasta la costa alicantina.

Los grupos formados por ciudadanos de los Balcanes y del este de Europa son 'muy peligrosos' y no dudan en 'ejecutar' a miembros de su banda o personas que molestan a sus actividades. Están formados por ex miembros de las fuerzas armadas o de los cuerpos de seguridad. Sus actividades principales son el tráfico de inmigrantes, el robo de vehículos, la extorsión, los robos en naves industriales, el secuestro y la estafa. Su llegada se produjo a principios de la década de los 90 y se instalaron principalmente en Torrevieja. Entre los suramericanos, los colombianos están considerados los líderes en el robo a joyerías y el tráfico de cocaína, puesto que su país es líder productor en todo el mundo. 'Son delincuentes muy peligrosos que siempre van armados', explica el informe. Por su parte, los ciudadanos de la Europa comunitaria forman grupos 'muy profesionales con un alto grado de preparación técnica'.

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