Personalidad por encima de todo

Pasar una tarde de cata con Miguel Ángel de Gregorio es descubrir todo el potencial que los riojas pueden desplegar, enfrentarse a unos caldos que, al revés de lo que ocurre con la gran mayoría de ellos, examinan al catador. Son vinos complejos y difíciles de entender por una buena parte de los consumidores.

Los caldos de la Bodega Finca Allende rompen con los sistemas establecidos desde su elaboración y su crianza. Tienen especial predilección por salir de las normas y no contar los secretos de su rebotica. Con todo ello intenta conseguir que sus vinos tengan una marcada personalidad y sean fácilmente reconocibles. Incluso se atreve a salir al mercado con la contraetiqueta genérica de Rioja, sin el formalismo de definir al mosto como crianza, reserva o gran reserva.

Su gama cuenta con un Allende blanco elaborado con viura y malvasía que, tras fermentar en barricas de roble francés, pasa otros 12 meses en crianza para salir al mercado con un aroma leve, pero complejo, con notas de fruta compotada y un paladar amplio y fresco donde la madera se nota en leves matices.

Entre sus vinos negros está el tinto Allende elaborado sólo con tempranillo y del que más botellas saca al mercado -casi 200.000 unidades-. Tras embotellarlo sin filtración, presenta un color cereza intenso con matices violáceos, unos aromas complejos de balsámicos, torrefactos y tabaco. El paladar es amplio con cuerpo y estructura.

En la gama alta y con producciones muy cortas -unas 6.000 botellas-, presenta un Aurus con base de tempranillo y graciano de viñas viejas, un mosto especiado de gran estructura, muy tánico, pero nada agresivo.

Su última creación es el vino de pago Calvario, nombre de la finca de la que procede. Elaborado con tempranillo, garnacha y graciano, es un mosto espectacular, potente y vivo, donde fruta, balsámicos y minerales dejan paso a una boca agradable con un tanino muy sedoso que le da longitud en calidad y cantidad.