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Crónica:ATLAS LITERARIO DE ESPAÑA
Crónica
Texto informativo con interpretación

MI SALAMANCA

Miguel de Unamuno, Fernando de Rojas, Fray Luis de León, Francisco de Vitoria... Sus palabras regresan con vigor y actualidad en el albor conflictivo del nuevo siglo

A Ignacio Berdugo,

rector de Veras Magnífico

Salamanca, hoy, vuelve a ser, como lo fue hace medio siglo, sede de reflexiones y lecturas nuevas
'La Celestina' es el primer gran poema dramático, novela o tragicomedia, de la ciudad moderna
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CLAROSCUROS DE PALMA DE MALLORCA

Aquí la piedra es oro, el oro es luz y la luz es letra. No hay Salamanca sin la piedra dorada de la Plaza Mayor, el oro luminoso del altar de San Esteban o la luz letrada de la Universidad. Podría sumar los sitios de maravilla, convertidos en espejismos de mi mente: el coro de Sancti Spiritus, el claustro de los Reyes, el patio de los Irlandeses, la plaza de Santo Domingo, y acabaría citando siempre a Garcilaso y su insuperable poema a Salamanca: 'Allí se halla lo que se desea: / virtud, linaje, haber y todo cuanto / bien de natura o de fortuna sea'.

De tal manera que lo que natura non da, Salamanca non lo presta es, cuando mucho, verdad a medias, pues Salamanca le devuelve a natura con creces lo que natura le da a Salamanca, y Salamanca añade algo más: le da a natura lo que natura non tiene.

Llámese el equilibrio y la ternura de Fray Luis de León. Llámese circunstancia, razón y sentimiento reunidos en haz por Miguel de Unamuno. Llámese la primera gran globalización de los derechos humanos en la vida internacional, derechos universales e imprescriptibles proclamados por Francisco de Vitoria.

Vitoria, Fray Luis, Unamuno: todos ellos maestros de Salamanca, maestros en Salamanca.

¡Cómo resuenan, qué vigor y actualidad cobran las palabras de estos desplazados, alejados, combatidos y combatientes hijos pródigos de Salamanca, en el albor conflictivo del nuevo siglo y el nuevo milenio!

A las sombras de la represión y la tiranía que siempre se esconden en los rincones del poder, Unamuno las exorciza con su famosa exclamación desde Salamanca: 'Venceréis, mas no convenceréis'.

Y al poder mismo cuando trata de encarcelar el pensamiento y sólo revela su propio vacío, Fray Luis le demuestra que todo poder sobre los demás es insuficiencia y fractura del propio poder y que sólo la razón, la palabra, son constantes: 'Decíamos ayer...'.

Las palabras de Fray Luis al regresar de su injusta prisión a la cátedra salmantina me recuerdan el estreno de la obra teatral Los biombos (Les paravents), de Jean Genet, en el Odeón de París en 1967, al cual asistí.

Teatro dentro del teatro: los actores que representaban a los parás o paracaidistas militares franceses en Argelia fueron interrumpidos violentamente por parás de verdad, Le penistas avan la lettre, que se enzarzaron a golpes con los actores que los representaban.

La gresca fue interrumpida bajando el telón de incendios.

Al reanudarse, media hora después, la representación, la gran actriz hispano-francesa María Casares, en su papel de madre tierra, diosa en harapos, hija de La Celestina, sólo pronunció dos palabras que no estaban en el texto de Genet, pero que venían del texto de Fray Luis: 'Decíamos ayer...'.

Unamuno y Fray Luis regresaron a Salamanca de sus exilios. Francisco de Vitoria salió de Salamanca a darle el abrazo de la humanidad europea a la humanidad americana, salvando al indígena americano de la nada, otorgándole personalidad cultural, moral y política, asegurándole al indio que no sería exiliado al interior de América. De Salamanca, de la cátedra de Vitoria, nace el concepto de la universalización de los derechos humanos.

De Salamanca, de la cátedra de Fray Luis de León, sale la consagración de las palabras como fundación y continuidad de la libertad de la persona.

De Salamanca, de la cátedra de Miguel de Unamuno, sale el llamado a reconocernos en el otro, en él o ella que no son como tú y yo, europeizando a España, sí, pero también españolizando a Europa.

Y ¿qué puede significar españolizar a Europa sino valorar la experiencia propia de España, que es la del encuentro, más allá de sus choques, de las civilizaciones?

Salamanca ibérica, griega y romana, musulmana hasta 1085, y receptora de las ofrendas del islam a Europa a través de España: ciencia, medicina, astronomía, matemáticas, el papel, el algodón, la caña de azúcar, la perdida cultura clásica de la Antigüedad y, por lo menos, una tercera parte de nuestro vocabulario, de alcázar a alberca y de alcachofa a almohada.

Salamanca cristiana desde el siglo XI, pero receptora de la cultura hebrea protegida por el segundo fundador de la Universidad, Alfonso X el Sabio, en cuya corte los intelectuales judíos escribieron en castellano, y ya no en latín, la historia de España y del mundo, así como las grandes recopilaciones de las leyes del reino.

Hoy, que se habla con asombroso desparpajo de choque de civilizaciones y fin de la historia, conviene regresar a Salamanca y recordar cómo, en España, el conflicto militar fue trascendido por el encuentro cultural, simbolizado en la tumba del rey San Fernando, en Sevilla, cuyos cuatro costados están inscritos, uno en latín, el segundo en hebreo, el tercero en árabe y el cuarto en español.

El rey y santo católico, monarca combatiente, entendió y respetó -ejemplo para nuestros días- la complejidad de la presencia semita -árabe y judía, los descendientes fraternos de Sem, el hijo de Noé- en España.

Que la intolerancia triunfó más de una vez sobre la tolerancia, hasta hacer de ella la regla y no la excepción, lo comprueba la respuesta más alta y permanente de la cultura hebrea de España, desde Salamanca hasta la literatura universal: La Celestina, del estudiante judío de Salamanca, el bachiller Fernando de Rojas.

Expulsiones, persecuciones, prohibiciones, estatutos de ortodoxia racial y religiosa.

Y, en medio de todo ello, las dudas, las incertidumbres, las reticencias de un joven bachiller de Salamanca, Fernando de Rojas, que escribe La Celestina como estudiante en la Universidad, la publica anónimamente en 1499 y con la autoría en un acróstico en 1502.

Y, sin embargo, más allá de todas estas circunstancias, ¿cómo no celebrar y admitir la alegría de una obra concebida en periodo de vacaciones por un estudiante salmantino que compuso el libro 'en alegre juventud y mancebía' y lo leyó en voz alta junto con diez estudiantes más, en celebración de su alegría y de su juventud?

Y cómo no celebrar, hoy, al autor y la obra que están en la raíz misma de nuestra conflictiva civilidad moderna entre los dos mundos tan bien descritos por Carmen Iglesias: 'Mundo global o planetario y, al tiempo, fragmentado y ensimismado en lo local'.

Fernando de Rojas tiene el goce juvenil, en Salamanca, de leerse, leer y ser leído en voz alta.

Nunca más lo tendrá. Se rendirá a la publicidad. Es decir: publicará. Le entregará su autoría literaria a la autoridad del lector.

Pero si pierde su existencia personal, gana su existencia colectiva. Esa existencia es la de la lectura y el lector.

He pensado siempre que el primer lector de un libro es su próximo actor.

Podemos afirmar que La Celestina es el primer gran poema dramático, novela o tragicomedia, de la ciudad moderna. Caen las murallas antiguas. La ciudad se abre a la circulación del poder, el dinero, la imaginación, el sexo. La ciudad se define como lo hizo Dostoiesvki: 'Una tribu accidental'. Accidentes de la circulación que encontraremos en las grandes novelas urbanas del siglo XIX, el París de Balzac, el Londres de Dickens, el Madrid de Galdós, y, en el siglo XX, el Manhattan de Dos Passos, el Berlín de Döblin, el Dublín de Joyce. La ciudad de Rojas las contiene todas. De Salamanca sale la prefiguración austera, bella, noble, de ciudades que serán todo lo contrario: indulgentes, feas, degradadas... Es como si la luz salmantina, pasada por la criba crítica de un genial estudiante de su Universidad, prefigurase todo lo que Salamanca nunca ha sido para advertirnos todo lo que podemos, destructivamente, llegar a ser...

La ciudad de Rojas es la nuestra, hoy. Insegura, incierta, en mutación, dividida entre su arraigo local y su oportunidad universal, convocada a reconocer, como lo hizo la gran cultura española cristiana, musulmana y hebrea, la variedad de sus componentes raciales, culturales, corporales, y a respetarlos todos.

Por eso visito Salamanca consciente de mi propia herencia multicultural, pues desciendo de españoles, alemanes, indígenas de Sonora y mestizos de Veracruz y Jalisco, y de Salamanca aprendo la lección conjunta de Rojas, Fray Luis, Vitoria, Unamuno (y la primera mujer profesora de España, Beatriz Galindo).

Por todo ello, Salamanca hoy vuelve a ser, como lo fue hace medio siglo, sede de reflexiones y lecturas nuevas, incapaz por sí sola de ofrecer alternativas a un mundo injusto, pero capaz siempre de dar cabida a una cultura de la diversidad.

Sólo esta disposición mental derrota a los fascismos xenofóbicos, racistas, antimigratorios, que amenazan la convivencia creativa de lo plural en el seno de cada sociedad.

Salamanca: piedra, oro, luz y letra.

Una pareja se besa delante de la catedral de Salamanca.
Una pareja se besa delante de la catedral de Salamanca.SANTI BURGOS

Guía práctica

- Datos básicos Población: 158.500 habitantes. - Dormir Condal (923 21 84 00). Plaza de Santa Eulalia. 60 euros la doble. Don Juan (923 26 14 73). Quintana, 6. 72 euros. Microtel (923 28 15 31). Placentinos, 9. Pequeño hotel en el casco histórico. 60 euros; 85 los fines de semana. AC Palacio de San Esteban (923 26 22 96). Arroyo de Santo Domingo, 3. Antiguo convento rehabilitado. 122 euros. NH Palacio de Castellanos (923 26 18 18). En un edificio de finales del siglo XV. San Pablo, 58. 131 euros. Rector (923 21 84 82). Rector Esperabé, 10. 108 euros. Gran Hotel (teléfono 923 21 35 00). Poeta Iglesias, 5. 90 euros. - Comer Cervantes (923 21 72 13). Plaza Mayor, 15. Raciones y platos informales. Unos 12 euros. Río de la Plata (teléfono 923 21 90 05). Plaza del Peso, 1. Guisos caseros con calidad. 30 euros. Chez Víctor (teléfono 923 21 31 33). Espoz y Mina, 26. Platos modernos de influencia francesa y española. En torno a 30 euros. El Pecado (923 26 65 58). Plaza del Poeta Iglesias, 12. Uno de los más innovadores. 30 euros. - Información Oficina de Turismo: (923 21 83 42); www.salamanca2002.com.

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