Viajeros inciviles
Viajar con Renfe puede llegar a ser el placer que de ello se espera cuando se invente, ¿o se ha inventado ya?, un sistema automático que desactive todos y cada uno de los teléfonos móviles, o interfiera sus comunicaciones con interferencias insoportables, y cuando ese sistema se aplique al recinto adonde viajamos. De nada sirve que los monitores recomienden el uso de las plataformas para que los viajeros voceen sus vidas a diestro y siniestro: son raros, rarísimos, los que atienden a tan elemental recomendación.
En vano Renfe ha mejorado, en algunas líneas al menos, sus servicios técnicos: una mayoría apabullante de viajeros inciviles los echan a perder. Por mercadotecnia dura, que no pura (no puede serlo), las empresas suelen decir que lo mejor de ellas son sus clientes. En el caso de la desdichada Renfe son (somos) lo peor.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.