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VISTO / OÍDO
Columna
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Idiotismos

Ya han colocado otro idiotismo: 'Ley de Calidad', dicen arteramente para referirse a la de reforma de la enseñanza. 'Calidad' no es más que el conjunto de propiedades que permiten comparar algo con otra cosa de la misma especie. Es normal decir 'de mala calidad' o 'pésima calidad'. Pero ha entrado en el lenguaje como superlativo: 'Es de calidad' es meliorativo. Queremos 'calidad de vida'. Y así la que llaman ahora por antonomasia Ley de Calidad es de muy mala calidad, pero se hace entender por argucia de la semántica política que es una mejora, contra la opinión de los que van a vivir dentro de ella: catedráticos, profesores, alumnos, padres. Y será una de las llamas que arderán en el 'otoño caliente'. Fórmula francesa: significa que las argucias gubernamentales, colocadas aprovechando las vacaciones de las personas y las entidades, indignarán al regreso: subidas de precios, impuestos nuevos, despidos. Se pierde 'calidad de vida'; cuando uno regresa a su ciudad se encuentra de golpe con todo lo que se le ha conjurado.

Pero ¿quién se va a molestar porque haya 'calidad de la enseñanza'? Sólo el que sabe que es mala calidad, o que va a peor, como ocurre desde hace muchos años. Se nos ha ido preparando, porque todo está estudiado desde Goebbels y el agit-pro (agitación y propaganda, de los comunistas, con lo que trabajó en años mozos la ministra de Educación, o sea de Calidad), y que tan mal emplean en Estados Unidos (el 'eje del mal', la 'libertad infinita', la 'corrección política': dan risa nada más salir), explicando, que nuestros hijos son burros. ¿Por sí solos? ¿Por sus padres? ¿Por la mala calidad de la enseñanza?

El problema de nuestros hijos, y de algunos de vosotros -yo llegué demasiado antes-, es que han sido educados por una política de entontecimiento; la que sustituyó la Institución Libre de Enseñanza por los vengativos frailes que volvían del exilio, los que negaban el paso a una cierta evolución no frailuna: ésos han sido sus profesores y los profesores de sus profesores. Los que se pelean por la 'libertad de los idiomas', y echan o colocan a un catedrático o catedrática según sus dotes de un nacionalismo o de otro, los que cuentan cada batalla como quieren que hubiera sido. Los que con la Ley de Calidad mejoran la enseñanza privada contra la pública y le dan más dinero, y en la privada meten más religión o catecismo, que es la rémora de las civilizaciones perdidas, sea la católica o la islámica, hebrea. Y dicen que nuestros hijos, y los suyos, son unos burros.

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