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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una vida por otra

El título que toma este libro, si bien alude a la muerte de un joven recién salido de la adolescencia, todavía no marcado por la vida en una dirección determinada, procede directamente, como nos expone la narradora, de la muerte que se produce en los glaciares del Himalaya cuando llega la congelación. Es 'un regalo de Dios a los mendigos', es una animada y muy acertada representación de lo que se nos cuenta en la novela.

Pero quizá el problema es que es dudoso que se trate de una novela. Es un libro en que la voz narradora evoca con gran emoción y todavía con vivo dolor muchos años después la muerte de un hermano que tenía 16 años, uno menos que la narradora. Con un estilo compuesto de párrafos cortos, frecuentemente de menos de una línea, de breves viñetas rememorativas, intermitente y salpicado de fuertes chispazos líricos, percibimos el intenso sentimiento de pena, el dolor incesante de la narradora, pero la continuidad narrativa, las informaciones sobre otros aspectos de la vida de la autora, dispersas aquí y allá, que son, a veces, contradictorias, desconciertan al lector. Tampoco conocemos las razones por las que la narradora decide escribir estos recuerdos precisamente ahora, como no sea el motivo simbólico de haber llegado al año 2000, acontecimiento que los hermanos esperaban vivir juntos. Un libro de prosa lírica o incluso un monólogo dramático parecen denominaciones más pertinentes.

LA MUERTE BLANCA

Eugenia Rico Planeta. Barcelona, 2002 198 páginas. 15,50 euros

Por otra parte, el personaje del padre se lamenta en los mismos términos que el Pleberio de La Celestina, lo que nos lleva a la gran tradición literaria del planto a la que también pertenece este libro que, por cierto, como la obra de Rojas, evoca y lamenta también otras muertes, las de otros miembros de la familia, la de una vecina o las de algunos animales queridos por los niños, conejos, una rata, moscas, incluso la casi muerte de ella producida años después también, como el hermano, en un accidente natatorio. El libro, como Canetti y Paz querían que fuesen los libros, es un texto contra la muerte, la expresión de una insurrección contra la injuria de morir. A la narradora le parece que su hermano murió en lugar de ella, un sacrificio que ella no acepta y que le lleva a pensar que escribe con propiedad: 'Yo he muerto de su muerte'. Al tema de la muerte van ligados los del dolor, la ausencia y la soledad que ya estaban presentes en la primera novela de la autora, Los amantes tristes.

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