Una inversión billonaria para modernizar Barcelona

Los Juegos Olímpicos de 1992 supusieron una inversión de cerca de un billón de pesetas si se suman las aportaciones públicas y las privadas. Sin embargo, los efectos transformadores sobre la ciudad de todo cuanto se hizo con motivo del evento constituyen un legado que convirtió Barcelona en la ciudad que mejor ha integrado en las necesidades futuras la celebración de una olimpiada. Las principales prioridades que se acometieron tenían que ver con una modernización de instalaciones largamente demorada.

- Infraestructuras. La creación de las rondas de circunvalación, tanto por mar como por montaña, supuso una reforma general de los barrios y de los criterios de circulación de toda la ciudad. Ello permitió también la reforma de muchas calles, con ampliación de aceras, nuevas zonas verdes en barrios periféricos y creación o reforma de plazas.

- Aeropuerto. La transformación de un aeropuerto vetusto y pequeño en uno de mayor capacidad y moderno representó un gran salto en el terreno de las comunicaciones, si bien en la actualidad es necesario acometer otra fase de ampliación porque se ha quedado insuficiente en 10 años.

- Apertura al mar. La construcción de la ciudad de los atletas en terrenos industriales que impedían la comunicación entre la ciudad y el mar permitió la creación de un nuevo barrio de calidad, la construcción de un frente marítimo jamás soñado y de un puerto olímpico. Todo ello pensando en su reutilización tras los Juegos como un patrimonio de la ciudad que ha integrado definitivamente el mar y la playa en la vida ciudadana.

- Anillo Olímpico. Las instalaciones deportivas en la cumbre de Montjuïc, con un nuevo estadio, piscinas, un excelente palacio de deportes y otros campos de diversas modalidades deportivas, significaron un complejo del máximo nivel al que desde entonces se han dado amplias aplicaciones, tanto en el terreno de los eventos deportivos como en el del disfrute ciudadano y diversas manifestaciones culturales.

- Fuera de Barcelona. Pero los Juegos Olímpicos no supusieron sólo la modernización de Barcelona, sino que su efecto se hizo presente en instalaciones deportivas en un buen número de ciudades de Cataluña que tradicionalmente se habían especializado en algún tipo de deporte. Así Badalona, Manresa, L'Hospitalet, La Seu d'Urgell, Viladecans, Castelldefels, Reus, Vic, Sant Sadurní, Sabadell, Terrassa, Granollers y Mollet se vienon beneficiadas con modernos equipamientos deportivos, a la vez que, con el mismo pretexto, se realizaron obras urbanísticas que en algunos casos han sido las más importantes acometidas en todos los años de democracia.