_
_
_
_

'¿Cómo ataco, si no puedo ni seguirlos?'

Hace un par de años Francisco Mancebo (Navaluenga, Ávila, marzo del 76), se cayó y se rompió los dientes. Ahora tiene implantes de titanio. Se ha abierto la cabeza un par de veces también. En tiempos de culto al brillo rápido y al fácil espectáculo, es un ciclista de poso, de paciencia y calma del que muy pocos aficionados se consideran forofos. Es sufrido y regular. Ni ataca ni desfallece.

Pregunta. Fue el mejor español en el Ventoux...

Respuesta. Lo que cuenta en el ciclismo es el día a día. Mira el ejemplo de Beloki e Igor. Hace un par de días, primero y segundo en la general, con posibilidades incluso de ganar, y ahora, prácticamente, los dejan para poder defender el podio. Cuenta el día a día.

'El Chava me ha dado algún consejo alguna vez, pero menos mal que no le hago mucho caso'
Más información
El despiadado Armstrong se queda a medias
La no conquista del Ventoux
Botero consigue su segunda victoria en el Tour 2002 tras una épica escapa
El holandés Boogerd gana la etapa reina de los Alpes
El italiano Dario Frigo se adjudica la última etapa de alta montaña del Tour
Gráfico animado:: El ciclista, la máquina humana
Especial:: Tour de Francia 2002

P. Y en ese ciclismo de día a día, usted, un ciclista de progresión lenta, con un planteamiento de carrera a largo plazo.

R. No tengo la explosividad de Sevilla, que puede arrancar y estar un rato dando la cara por delante. Yo soy más diesel, como dicen. No ataco porque no quiera sino porque no puedo. No me meto presión. Voy a lo que salga. Y si ya no doy más de sí, pues qué se le va a hacer. Pero de momento las cosas van como yo quiero.

P. Un planteamiento insólito.

R. Tampoco es tan extraño. Yo creo que aún tengo que alcanzar madurez y seguir progresando hacia arriba. Mi idea no es retirarme a los 28 años, es estar el máximo tiempo posible.

P. Pero uno se mete en un deporte tan competitivo y tan duro para ganar como sea.

R. Yo me he metido en el ciclismo porque me gustaba. Y no me ha dejado de gustar. Y no porque me saquen los ojos un día va a tener que disgustarme. Cada uno es lo que es.

P. Pero da la impresión de que ha renunciado a la gloria rápida, al dinero rápido.

R. Gloria rápida, je, je. Se verá. Poco a poco. Hay que tomarse las cosas con calma.

P. ¿Ha llegado a pensar en traicionarse por estar más arriba?

R. Yo estoy a gusto con lo que hago, y sin presiones. Muchas veces la presión es lo que te lleva a cometer errores. Y mientras no haya presión y yo esté a gusto, todo perfecto.

P. ¿En otro equipo habría sido posible esta filosofía?

R. Estoy en el Banesto. No sé si en otro hubiera sido diferente.

P. ¿Nunca ha sentido envidia?

R. No... No me puede dar envidia algo que no conozco.

P. Parece que usted estaba predestinado a este equipo.

R. Es ya mi octava temporada con ellos, tres de amateur y cinco de profesional. Y si estoy a gusto con ellos, ¿por qué voy a cambiar?

P. Óscar Sevilla dice que en este Tour hay dos grupos, uno de ciclistas profesionales, el de Armstrong su equipo y el ONCE, y otro de amateurs, el resto...

R. Sí que parece. Te sacan de punto antes de empezar a subir, antes de que entren en acción los buenos. En el Tourmalet, se puso Rubiera a tope, a tope, a tope, y yo ya me solté, y vi que todavía quedaba Heras y no podía seguir a ése. Y cuando arrancó Heras se quedaron tres... Está claro que no todo el mundo puede ganar.

P. ¿Se puede atacar de lejos? Nadie lo intenta.

R. Normalmente no te dejan, pero se puede intentar. Aquí sentado las piernas no te duelen, pero en carrera te suben el primer puerto, ellos rápido y ves tú que te estás quedando, y piensas '¿cómo voy a atacar, si no puedo ni seguirlos?' Y Armstrong diciendo que nadie le ataca. Si nos revienta a todos en el primer puerto... ¿qué vas a hacer? Pues aguantar hasta quedarte. Hay que ir sobrado para atacar.

P. Es curioso que de su comarca de Ávila hayan salido dos ciclistas tan diferentes, Chava y usted. Uno que lo basa todo en el genio y en el estado de ánimo, y otro en el trabajo.

R. Bueno el Chava es de El Barraco y yo de Navaluenga. Que están cerca pero no son lo mismo. Bueno, también Sastre es igual que yo, metódico y trabajador. Cada uno es como es. Uno no puede tener todo. Si uno es la leche, y encima se cuida y se entrena a tope... El mejor, Armstrong. Pero nadie es perfecto.

P. ¿Con el Chava ha hablado de estas cosas?

R. Con el Chava nunca he hablado en serio, siempre ha sido de cachondeo. Tampoco me gusta a mí hablar mucho. Cada uno sabe lo que hace y es mayorcito. Si acaso, por edad, él me podría dar a mí consejos. Yo a él seguro que no. Bueno, me ha dado algún consejo alguna vez, pero menos mal que no le hago mucho caso.

P. ¿Piensa en el podio?

R. Por supuesto. Pero soy realista. He venido a hacerlo lo mejor posible y a ser como soy, regular, regular, regular. El podio está más cerca de lo que pensaba, pero aun así muy lejos. Pero el puesto es lo de menos. Lo que interesa es la progresión de año en año. Se ha visto que he progresado en contrarreloj, que no sé por qué.

P. ¿Qué le ha dado el ciclismo, qué le da que le dedica tanto trabajo y sufrimiento?

R. Empecé a los ocho años a correr con mi padre, que montó una escuela de ciclismo con Víctor Sastre. Empecé y me fue gustando. Y encima iba bien. Así que lo veo como una afición. Es un trabajo y tienes unas obligaciones, pero no te cuestan porque es una afición. Y me ha permitido tener un coche, tener una casa dentro de poco y muchas cosas, viajar, conocer mucha gente. Y por problemas que no vienen a cuento siempre me ha tocado estar más independiente por ahí, más solo que acompañado, pero cosas de la vida.

P. Y con más responsabilidad que otra gente de su edad.

R. ¿Responsabilidad? Para mí mismo en todo caso, pero para los demás, no.

Mancebo, durante una etapa del Tour.
Mancebo, durante una etapa del Tour.EFE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_