Los empresarios piden medidas para evitar el colapso viario en la Costa Brava

Los empresarios reclaman medidas urgentes de ordenación viaria para hacer frente a los colapsos que sufren -ya no sólo los fines de semana, sino casi todos los días- las vías de acceso a la zona central de la Costa Brava entre los meses de junio y septiembre. Ayer, el presidente de la Cámara de Comercio de Sant Feliu de Guíxols, Joan Puig, dijo que ha llegado el momento de tomar medidas extraordinarias para evitar unas retenciones que convierten la carretera C-250, que une Girona con Sant Feliu, en una auténtica trampa para los conductores, con colas que pueden llegar hasta los 10 kilómetros. Puig reclamó una actuación más decidida de los Mossos d'Esquadra que no se centrara únicamente en los fines de semana.

Según el presidente de los empresarios de Sant Feliu de Guíxols, deberían marcarse tres carriles en los tramos con mayor densidad, aun a costa de prohibir el aparcamiento, y los Mossos d'Esquadra deberían controlar los semáforos. El tramo más conflictivo de la carretera que une Girona con el centro de la Costa Brava se produce entre Cassà de la Selva y Llagostera.

A pesar de que la futura variante de Llagostera y el proyecto de desdoblamiento de la variante de Santa Cristina d'Aro están llamadas a aminorar el colapso viario, desde los colectivos ecologistas se insiste en que la construcción de nuevas carreteras y accesos no hace más que incrementar el problema. Los ecologistas han recordado a menudo la necesidad de potenciar el transporte público hacia las zonas costeras y entienden que la recuperación del antiguo tren de Sant Feliu, que unía Girona con la población costera, sería una solución imaginativa y ecológica.