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Reportaje:FÚTBOL | Otra estrella del Barça con polémico final

Una relación de amor, odio y goles

Rivaldo deja 130 goles en cinco años y una serie de conflictos como legado de su etapa azulgrana

Cinco temporadas, dos títulos de Liga, una Copa del Rey. 130 goles en 235 partidos. El balance final de Rivaldo con el Barcelona luce más por sus méritos personales que por los del colectivo, aunque muchas veces ambos hayan coincidido. Su Balón de Oro en 1999, el galardón de mejor jugador mundial ese mismo año -título otorgado por la FIFA en base a los votos de los seleccionadores de todo el mundo-, y por supuesto sus espectaculares goles, especialmente el de la maravillosa chilena al Valencia que le permitió al Barça entrar en la pasada edición de la Liga de Campeones. Su rendimiento ha sido, sin lugar a dudas, extraordinario, con una media de casi 30 goles durante sus cuatro primeros años. Sólo durante la última temporada, en la que las lesiones le han martirizado, bajó notablemente su capacidad goleadora y tuvo que contentarse con ocho tantos en la Liga y seis en la Liga de Campeones.

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Pero su buen rendimiento y su profesionalidad indiscutible, no han sido óbice para que sus relaciones con el club azulgrana fueran tormentosas desde el primer día. De hecho, el delantero brasileño estuvo a punto de echarse atrás y no firmar por el club azulgrana. Las condiciones en las que fue pactado su primer contrato no se cumplieron como le habían prometido. Al menos, eso es lo que él mantiene contra la palabra del entonces presidente Josep Lluís Núñez. Avalado por el entonces director técnico del club, Llorenç Serra Ferrer, el fichaje del brasileño fue cerrado a última hora, el último día hábil para ello, en la temporada 1997-1998, cuando el equipo azulgrana se las vio y se las deseó para eliminar al Skonto de Riga en la fase previa de la Liga de Campeones. El Barcelona pagó los 4.000 millones de pesetas, unos 24 millones de euros, que valía la cláusula de rescisión del contrato que Rivaldo tenía con el Deportivo. Los problemas, de todas formas, no empezaron a ponerse de manifiesto hasta que cumplió su tercera temporada en el club. Fue cuando el delantero brasileño consideró que había expirado el plazo que le había dado al club para que cumpliera sus promesas y le mejorara de manera ostensible su contrato. A partir de entonces los conflictos se sucedieron, coincidiendo con su enfrentamiento con Van Gaal porque el técnico lo alineaba en la banda izquierda, donde él considera que no rinde tan bien como en la media punta.

El club siempre vio con recelo sus viajes a Brasil para jugar con la selección de su país. Pero el jugador sólo se perdió algunos de los raros partidos en los que era materialmente imposible su participación porque coincidían de pleno con los de la selección canarinha. Pero aún así, el jugador siempre acusó su falta de carisma. La afición le vitoreó muchas veces pero de la misma manera también le recriminó por lo que en el Camp Nou era considerado un exceso de individualismo. Sus constantes reivindicaciones contractuales no le ayudaron a mejorar su imagen. Y ya antes de la temporada 2001-2002 amenazó con no incorporarse a la concentración de pretemporada en Suiza si el club no le mejoraba el contrato. Joan Gaspart personalmente logró la continuidad del jugador firmando un nuevo contrato que le aseguraba al brasileño unos ingresos netos de unos 7,2 millones de euros por temporada. El jugador, además, fue acusado por algunos sectores de la directiva por sus reiterados viajes a Brasil. Rivaldo respondió manifestando primero que no se sentía querido y, esta temporada, adoptó la decisión de no forzar más su alineación asegurando que sólo iba a estar dispuesto a jugar siempre y cuando estuviera al 100% físicamente. Así lo cumplió. Y esta temporada su concurso con la camiseta azulgrana ha sido muy esporádico, tanto que aumentaron las voces críticas, las que ponían de relevancia el elevadísimo coste que significaba Rivaldo para el club azulgrana.

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