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Reportaje:

Coco se vuelve Trasto

Historia de un perro que sobrevivió a la terribe mutilación de sus patas delanteras en Tarragona

Coco ya no se llama Coco. Ahora y desde hace cuatro meses, cuando fue adoptado en la protectora de animales de Tarragona, se llama Trasto, vive con una pareja joven, con otro perro también adoptado y con unos cuantos gatos. Trasto-Coco sobrevivió a la terrible mutilación de sus patas delanteras, un acto que meses después, en noviembre del pasado año, unos desalmados repetirían a 15 perros de la protectora, 4 de los cuales murieron desangrados y el resto tuvo que ser sacrificado. La policía no ha realizado detención alguna por la masacre, de la que se responsabilizó un joven de la ciudad, que confesó haber cometido la atrocidad tras ingresar en un hospital psiquiátrico de Reus.

Trasto anda a saltos sobre sus patas traseras, sube y baja escaleras; es el dueño de la casa

A Coco (las voluntarias del centro le pusieron el nombre porque, según ellas, se parecía a un perro así llamado en un anuncio televisivo), le cortaron las patas un año antes del suceso en la protectora, según cálculos de los veterinarios que lo atendieron. Vecinos del barrio tarraconense de Bonavista explican que el perro perteneció a una pareja de toxicómanos que les aseguraron que Coco se les perdió una noche y que cuando volvió a casa se lo encontraron ya sin patas. Los vecinos recuerdan que los veían salir con el perro montado en un carricoche de niño y que la mujer se ocupó de curarle las patas, que cicatrizaron bien. Luego la pareja se deshizo, la mujer cambió de domicilio y ya nunca más se supo del perro. Hasta que apareció sin dueño en el barrio colindante de Torreforta, donde unos vecinos lo encontraron. Para entonces, la matanza de los 15 canes ya se había perpetrado. Coco apareció en todos los periódicos, ejemplo de supervivencia. Después de 20 días, a finales de febrero, el perro ya tenía dueños.

Sus nuevos propietarios pusieron como condición para adoptarlo no salir en los medios de comunicación. No dan sus nombres ni su domicilio -en una población entre la provincia de Tarragona y Barcelona- y sólo han accedido a hablar por teléfono con este diario. Por no hacer del perro una atracción morbosa, pero también porque los autores de una salvajada semejante pueden ser capaces de cualquier cosa: 'Vete tú a saber si quieren aparecer por aquí, si saben que el perro está bien', explica Ana, la dueña de Trasto. Trataron de confeccionarle, con ayuda del veterinario, unas protecciones para las patas, con un material de espuma y esparadrapos. No sirvió de mucho porque se le caían. Se pusieron en contacto con una ortopedia de Barcelona que se había ofrecido a ayudarlo: 'Pero no acabamos de verlo claro', dice Ana, 'porque la prótesis que propusieron era una especie de arnés alrededor del cuerpo y unas ruedas en las patas, era demasiado complicado porque tenemos jardín y grava y escaleras, y le gusta salir al exterior'. Y Trasto está adaptado. Sigue andando a saltos sobre sus cuartos traseros, sube y baja las escaleras sin problema alguno, se apoya alguna vez en sus muñones y se ha hecho el dueño de la casa. Tanto, que refunfuña si le hacen caricias al otro perro, de mayor peso que él y también adoptado. Tanto, que sigue a la pareja por todos los rincones de la casa. Tanto, que sus amos tardaron en encontrar un pienso que le gustara: 'Los primeros días tuvimos que hacerle pasta y arroz, porque ni siquiera quería comer carne de lata'. Los propietarios, una pareja sin hijos que ronda la treintena, se decidieron a adoptarlo: 'Lo vimos en los periódicos, conocemos a una persona en la protectora y pensamos, ¿por qué no? Dicho y hecho', explica Anna sin darle mayor importancia.

Si la historia de Coco tiene un final feliz, no ocurrió lo mismo con los 15 perros que aparecieron mutilados en la protectora de Tarragona, el pasado 2 de noviembre, y que tuvieron que ser sacrificados después de permanecer horas desangrándose. La policía todavía no ha realizado una detención y únicamente se dispone de la autoinculpación realizada por un joven, F. F. M, de 26 años, realizada a los médicos del hospital psiquiátrico Pere Mata de Reus. Una declaración sobre cuya veracidad existen serias dudas en la medida en que la mutilación de los animales difícilmente pudo realizarla una persona sola.

La matanza de perros en la protectora dio la vuelta a España, pero también a Europa. Sirvió para recoger más de 600.000 firmas para pedir un endurecimiento de las penas a los maltratadores de animales (no refrendadas en el Parlamento), pero también para que una entidad proteccionista alemana decidiera adoptar por su cuenta a 80 perros de la entidad de Tarragona. Un total de 50 ya salieron en un camión hace unos meses, 30 más saldrán las próximas semanas. El Ayuntamiento de Tarragona ha aprobado una partida presupuestaria de 541.000 euros (90 millones de pesetas) para la construcción de unas nuevas instalaciones para la protectora.

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Si la historia de Coco tiene un final feliz, no tanto la de Lucas. 'Me llamo Lucas, tengo ocho meses y me han dejado aquí no sé por qué', rezaba un cartel junto al árbol donde le dejaron atado, cerca de las instalaciones de la protectora. 'A veces los dejan así para no pagar el donativo de 60 euros que pedimos', explica la presidenta de la entidad, Anna Duch. Lucas forma parte de los 170 perros que permanecen en la protectora a la espera de amo. Uno más de los 58 que ingresaron tan sólo el mes pasado: 'Esta cifra significa que ya ha empezado el verano, que ya ha empezado el abandono', se lamenta Duch. El maltrato continúa.

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