Vancouver como plató
La nombro guía local de Vancouver (Canadá). Como ha estado allá cinco meses...
No creas. He pasado ese tiempo rodando una peli, y me he centrado en mis escenarios lumpen habituales: barrios monstruosos, lavanderías tronadas, las calles de los yonquis...
No se me va a escapar sin describirme la ciudad.
Vancouver es una ciudad sin alma. Algunas de sus calles podrían ser neoyorquinas o de San Francisco. Y también se asemeja mucho a Hong Kong en la arquitectura. Todo es nuevo, no hay casas de más de cien años. Y está sembrada de las clásicas cadenas de shopping norteamericanas, e invadida de restaurantes japoneses, chinos y coreanos, comunidades numerosas.
Eso es mestizaje y lo demás burdas imitaciones.
Sí, pero además ves cosas muy chocantes. Como a veinte tíos pinchándose heroína a las once de la mañana en una calle a dos manzanas de Chanel y el resto de las tiendas de lujo. Al parecer, el caballo allí es muy barato.Además de yonquis en acción y tiendas made in USA, ¿qué puede visitar el turista?
Un enorme parque en la ciudad, lleno de pinos canadienses, y el acuario, que yo visité ansiosa por ver las célebres ballenas beluga. Pero sufrí una gran decepción, porque son blanquecinas y parecidas a las morsas.
¿Se parece el canadiense al norteamericano?
El canadiense es más amable, pero vive en una contradicción, quizá fruto de cierto complejo. Porque desprecia al americano, pero abraza sus valores. La revista The New Yorker publicó un chiste revelador. Van dos tipos hablando y uno le dice al otro: 'Me pareces extraño, pero familiar: ¿eres canadiense?'.
Termine su crónica con una loa de Vancouver, si puede.Diré que es un lugar que podría ser cualquier otro, lo que le convierte en ideal como escenario cinematográfico.
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