Un radical
Al calificar a Zapatero de político de barricada, Aznar se ha colocado en el espacio mental de la extrema derecha. O sea, que ha tenido un lapsus, y eso, quieras que no, significa que tiene inconsciente. Nadie lo habría podido sospechar. Y no sólo tiene inconsciente, sino que está en desacuerdo con él, pues lo que de verdad le gustaría es pasar a la historia como un hombre de centro. Se trata de un sujeto dividido, pues, entre la realidad y el deseo (no haber leído a Cernuda), lo que hace de él un individuo normal, ya que lo normal es desear lo que no nos conviene o convenir lo que no deseamos. No es que estuviera acatarrado, en fin, como dicen los suyos, o que no hubiera pegado ojo la noche anterior, sino que abrió en su discurso una grieta por la que le salió lo que lleva dentro.
Mucha gente de su propio partido ha comenzado a criticarle por el error sin considerar el progreso cultural que implica la aparición del inconsciente. Tal vez ello explique su distanciamiento de Cascos, que, al estar hecho de una sola pieza, no comprende que el corazón posea razones que la razón no entiende. Cascos desea lo mismo con la masa encefálica y con el paquete intestinal. Por eso no capta los sofismas de Arenas cuando intenta conciliar los apetitos de la audiencia con las necesidades del partido. Así como Rato está poseído por un inconsciente económico, que le sale a manera de lapsus financiero en los momentos menos oportunos, el de Arenas es una encuesta de opinión. Sabe que sus intereses y los de la encuesta no coinciden, pero intenta alcanzar acuerdos que satisfagan a las dos partes. Gracias a esa habilidad negociadora está siempre en misa y repicando.
Lo importante, en fin, no es quién ganó el debate, sino la aparición en José María Aznar de una instancia psíquica que sólo habíamos apreciado en su réplica de látex. Zapatero venía enfrentándose y estrellándose hasta el momento con una roca como la de Perejil, debajo de la cual no había nada. A partir de ahora, asistiremos a un combate de inconsciente a inconsciente. Lo primero que ha dicho Aznar para estrenar el suyo es que Zapatero es un rojo furioso, un radical. Permanezcan atentos a la pantalla.
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