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Columna
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Crecemos más que los demás

Miguel Ángel Fernández Ordoñez

En lo relativo a la economía, el debate sobre el estado de la nación ha supuesto un cambio radical sobre lo que habíamos visto los últimos años. Hasta ahora, el Gobierno centraba su exposición sobre las cuestiones económicas mientras que la oposición se centraba en aspectos políticos. Esta vez Aznar dedicó a la economía sólo dos páginas de un discurso de 21, mientras que el líder de la oposición dedicó la mitad de su intervención para recordarle lo que va mal en la economía española: un crecimiento que cae a la mitad, una inflación que dobla la europea, la pérdida del poder adquisitivo, la caída en el valor del ahorro financiero acumulado estos últimos años, la pérdida de competitividad, la explosión de precios de la vivienda, la ocultación del déficit público, etcétera.

En la réplica, el presidente dedicó la mayor parte del tiempo para hablar del pasado, inundando el hemiciclo con datos sobre los aumentos en crecimiento, empleo e inversión acumulados en el periodo 1996-2000. Pero dijo poco sobre el presente. Por dar un ejemplo, sobre la inversión en bienes de equipo recordó que en aquellos años se había registrado un crecimiento acumulado del 26% pero no mencionó que ahora esa inversión lleva 18 meses cayendo. Sobre el presente Aznar sólo hizo énfasis en que estamos creciendo más que los demás en un momento de desaceleración económica internacional y esto no había sucedido nunca en la historia de España.

Que estamos creciendo más que los demás es algo indiscutible. La economía española creció en 2001 un 2,8%, mientras que los EE UU tuvieron un crecimiento del 1%. Lo que es falso es que esto no haya sucedido nunca, que sea la primera vez que ocurre y que, por tanto, esto nos deba tranquilizar sobre el futuro. La historia dice todo lo contrario, ese mayor crecimiento antes de nuestra caída es lo que ha sucedido siempre. Los datos de las tres últimas recesiones nos muestran que al empezar la desaceleración internacional España siempre mantuvo un mayor crecimiento relativo para luego crecer por debajo de los demás. La experiencia nos enseña que la caída del crecimiento en España se produce siempre con retraso respecto a las caídas de la locomotora mundial.

En efecto, en 1991 la economía de los EE UU entró en recesión mientras la economía española crecía a un ritmo del 2,3%. Incluso durante el primer trimestre de 1992, la economía española crecía más que los EE UU. Sin embargo, la economía española entró en recesión al año siguiente. Lo mismo sucedió en 1980 cuando los EE UU entraron en recesión mientras España crecía al 1,3%. Al año siguiente España entró en recesión. Y lo mismo sucedió en 1974, cuando los EE UU entraron en recesión mientras España crecía ese año por encima del 5% para ver hundirse su crecimiento al año siguiente.

España ha crecido siempre más durante la desaceleración internacional, por lo que todavía es pronto para decir que la historia ha dejado de repetirse. De momento, la economía española está comportándose como en el pasado. La historia hasta ahora se ha repetido y, si sigue repitiéndose, creceremos menos que los demás a finales de este año o durante el año 2003. Sin embargo, hay algunas razones para pensar que esta vez nuestra caída relativa será menor que en el pasado. Los desequilibrios acumulados medidos por el exceso de la demanda interna y la pérdida de competitividad han sido menores que en el pasado y, además, la pertenencia al euro nos evita las turbulencias. Esta vez el ajuste será menos intenso porque, de la misma forma que se ha crecido menos en la fase de expansión, también los desequilibrios acumulados han sido menores. Pero ha habido desequilibrios (el mismo día del debate el Banco de España recordaba que, en lo que va de año, el déficit de la balanza corriente ha aumentado un 54%), por lo que habrá un ajuste. El argumento de que ahora estamos creciendo más que los demás no solo no tranquiliza, sino que recuerda que, cuanto más tarde en llegar el ajuste, más dura será la caída.

Miguel A. Fernández Ordóñez

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