Perros sin derechos
Como parte del sector de propietarios de razas caninas clasificadas por el Gobierno como potencialmente peligrosas, me he dirigido al Centro de Control Animal de Córdoba (Sadeco) para informarme acerca de la aplicación del Real Decreto y aprovechar la oportunidad para aclarar algunas dudas y confirmar algunos datos que había oído pero no podía creer.
Es cierto, en la perrera municipal de Córdoba (Sadeco), los perros de cualquiera de las razas clasificadas, ya sean entregados por sus propietarios o recogidos, e independientemente de su carácter, no son entregados en adopción sino sacrificados directamente. 'Es una norma del centro, estos perros no se entregan en adopción a nadie, sea quien sea, porque no sabemos si los van a utilizar para peleas', dicen. A la pregunta '¿y si tienen su licencia y su seguro?', responden que tampoco, porque la licencia no evitará la utilización ilegal de estos perros y ellos no pueden hacer de intermediarios. En resumen, en Córdoba estos perros no tienen derecho a una segunda oportunidad, no tienen derecho a la vida.
Insisten en informarme: los perros de estas razas cuyos propietarios no hayan regularizado su situación a partir del día 28 de junio serán requisados.
Les expliqué mi situación: estábamos entonces a 26 de junio, no disponía del dinero necesario para la obtención de la licencia y el seguro de mis perros. 'Soy consciente', les dije, 'de que, como ocurre con un vehículo, si no puedo permitírmelo no debo adquirir un perro de estas razas, pero mi perro está en mi casa desde antes de la aprobación de esta ley y yo no conté con este gasto. ¿Qué debo hacer entonces? ¿Incumplir la ley arriesgándome a que mi perro sea requisado y me pongan una enorme multa de hasta 15.025,30 euros) o dejároslo aquí para que lo sacrifiquéis?'. La respuesta de ellos fue: 'Eso dígaselo a los ministros que aprobaron la ley'. Clara y concisa respuesta.
Mientras estaba allí, informaron también a un señor con un rottweiler: 'Su perro, además, dentro de su propiedad debe estar atado y con bozal'. El hombre, boquiabierto, decidió en el acto algo que hasta a mí se me pasa por la cabeza. Decidió sacrificar a su perro. 'Para tenerlo como a un león, lo mato', dijo.
De camino a casa, un chico menor de edad, al ver mis perros en el coche, me paró desesperado para preguntarme: '¿Sabes qué puedo hacer con mi perro? ¿Adónde lo puedo llevar? Es un pitt-bull, no es malo pero mis padres no me dejan quedármelo. Lleva cinco años con mi familia pero mi padre no me deja quedármelo...'. Yo fui sincera con él: 'Si no encuentras a alguien que lo quiera, tendrás que matar a tu perro'. No podré olvidar nunca la expresión de su cara al escucharme. Sólo me quedó repetirle: 'Convence a tus padres'. Sé que al día siguiente su pitt-bull estaba en una perrera de Sadeco esperando su turno para ser sacrificado.
La nueva ley no deja que menores de edad sean propietarios de perros de cualquiera de estas razas, tengan el carácter que tengan. Ni siquiera pueden sacarlos a pasear, por lo que ahora son los padres los que deben hacerse cargo de estos perros, aun siendo sus hijos totalmente capaces y responsables. Muchos padres, evidentemente, se niegan.
La nueva ley no respeta a ningún ciudadano. Los sectores minoritarios se quedan fuera: menores, parados, discapacitados, familias humildes... todos ellos tienen ahora, por ley, que convertirse en asesinos de sus perros. Perros inocentes pero condenados por pertenecer a unas razas que nuestro Gobierno clasifica y condena. Racistas.
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