Tomadura de pelo
¿Telefónica? ¡No, gracias! Y ahora paso a explicarle la mayor tomadura de pelo que se puede hacer a un usuario del teléfono. El pasado día 28 de junio, sobre las nueve de la noche, me quedé sin línea y realicé a esa hora la oportuna reclamación, reclamación que renové el día 29, sábado. El domingo día 30, como era el día del señor (no del Señor Dios de los ejércitos, sino del más poderoso señor de Telefónica), no hice reclamación. El día 1 de julio reclamé dos veces, el día 2 hice dos reclamaciones más, el día 3 presenté seis reclamaciones, y el día 4, otras dos más. ¿Resultado? Que no sólo sigo sin teléfono, sino que ni siquiera se han molestado en darme una explicación a pesar de haberles proporcionado con cada reclamación el número de mi teléfono móvil. No sé si el único recurso que me queda es el de acudir al juzgado y demandarles por estafa, pues me están cobrando por un servicio que no me prestan.
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