El 'agujero' francés
El Gobierno eleva un 50% su previsión de déficit fiscal para 2002
El Gobierno de Jean-Pierre Raffarin ha confirmado la reducción del impuesto sobre la renta en un 5% para este año, pero el ministro de Economía, Francis Mer, se niega a seguir bajándolo frente a los que le recuerdan la promesa de Chirac de reducirlo un 30% en cinco años. De momento, la revisión presupuestaria para 2002 eleva el déficit un 50%, respecto a lo previsto por Lionel Jospin.
Entre la oferta electoral de rebaja de impuestos, los compromisos europeos para sanear las finanzas públicas y las débiles perspectivas de recuperación del crecimiento, el Ejecutivo de Jean-Pierre Raffarin, apenas instalado en el poder, se enfrenta a una situación complicada.
Los primeros pasos tiran del gasto por todas partes. El presupuesto de 2002 ha sido cambiado para incluir 5.000 millones de euros de créditos nuevos, de ellos, 900 millones para fines militares, sin previsión de gastar menos. La rebaja del 5% en el impuesto sobre la renta cuesta en torno a 2.500 millones de euros, en su mayoría cargados al déficit. Los ingresos bajan de manera importante y hay gastos comprometidos por la izquierda que, según el Gobierno conservador, no estaban financiados.
Así se ha llegado a establecer un saldo presupuestario que fija en 46.000 millones de euros el déficit francés para este año, un 50% más del que preveía el ex ministro Laurent Fabius cuando confeccionó el presupuesto de 2002 en los tiempos de Lionel Jospin. El Gobierno en plaza pensaba entonces en un crecimiento del 2,4% del producto interior bruto (PIB) y su sucesor se daría con un canto en los dientes si llegara al 1,5%.
Este año, el agujero en el presupuesto francés alcanzará el 3,2% del PIB. Gracias a los excedentes de las colectividades locales y a una situación próxima al equilibrio en la Seguridad Social, el déficit de las cuentas públicas, medido de acuerdo con las referencias de la Comisión Europea, podría quedarse en el 2,6%, muy cerca del fatídico 3% que hace saltar las alarmas de Bruselas.
Gastos extraordinarios
Para los próximos años ya se han anunciado importantes gastos extraordinarios: más de 9.000 millones de euros para la policía y la justicia en cinco años, además de compromisos militares todavía no cifrados. Y el nuevo ministro de Sanidad, Jean-François Mattei, advierte que es inexorable gastar más en salud y pide que se abandone el discurso sobre el control de gastos sanitarios, que no deben ser calculados 'únicamente sobre criterios presupuestarios, sino sanitarios'; todo ello sin aceptar un incremento de cotizaciones.
No es raro que el primer ministro y el responsable de Economía duden sobre el camino a seguir. De momento, Francis Mer ha condicionado la realización de las promesas sobre rebajas de impuestos a una recuperación fuerte de la actividad económica. 'Estamos en un mundo imprevisible', argumenta, frente a los que le recuerdan la promesa del presidente Chirac. Si el crecimiento alcanzara el 3% en 2003, podría esperarse razonablemente un aumento espontáneo de los ingresos fiscales, a repartir entre reducción del déficit y rebajas de impuestos; pero hace falta que se produzca.
La gran esperanza eran las privatizaciones, por ejemplo, la del gigante de la energía Électricité de France (EdF), pero la coyuntura actual no permite pensar en una operación de tanta envergadura. Ni los mercados ni la evolución del sector aeronáutico aconsejan tampoco la privatización rápida de Air France ni la del constructor de motores Snecma, que son las primeras operaciones contempladas en cuanto mejoren los mercados.
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