Un cabo de escota

De las manos de José Manuel Caballero Bonald han salido algunos de los mejores libros de memorias escritos en los últimos treinta años, además de algunos de los mejores documentos para comprender no sólo nuestras referencias literarias y culturales desde los años sesenta hasta hoy mismo, sino esenciales para acercarnos a un riguroso mundo poético personal que siempre ha asumido como suyo el conocimiento del mundo. Su afición devocional por el mar ha poblado sus memorias, sus novelas y su obra poética Aunque siempre alejado de heroicas hazañas, como el propio Bonald reconoce, ha hecho del respeto al mar su mayor virtud, a pesar de saber por dos veces de la lección del naufragio.

Viene esto a cuento de su último libro publicado, Mar adentro, donde incide en lo que podríamos llamar 'la obstinación del tema', entendiendo por tema lo que en su raíz etimológica viene a significar, y que Carlos Barral, en uno de los artículos de su recientemente publicado Observaciones a la mina de plomo, pone meridianamente de manifiesto: exactamente esas manías u obstinaciones garantes de la memoria y del pensamiento de su escritura, ya sean éstas sus aficiones, lecturas, preocupaciones y aprendizajes, ya sean su capacidad y actitud reflexiva, la materialidad ensayística y universalizadora de una cuidada prosa. Mar adentro responde a una manía entendida al modo barraliano como obstinación temática, y que no es otra que su pasión por el mar y la navegación, por todo lo que se relaciona con ese tema: el mar y su imagen, su descubrimiento; los viajes y los barcos, su historia...

Bonald nos ofrece un perfil importante de su propia existencia y de su memoria en un libro que es a la vez cultura y legítimo lenguaje, experiencia propia y aprendida, imprescindible para saber más sobre uno de los escritores más decisivos de los últimos tiempos. Sus páginas son una especie de misceláneo cuaderno de bitácora, pero van también más allá del artículo, el ensayo o la memoria, pues las mismas aguas marinas se constituyen en personaje del relato y no sólo en su escenario. La literatura marítima ya tiene un nuevo protagonista, sabedor de 'que el que se salva de un naufragio siempre arrastrará el fantasma persecutorio del mar defraudado. La verdad es que nunca se ha vivido lo suficiente si no se ha naufragado un poco'. Ni mucho ni poco, parte de una experiencia. Un libro pues que viene a ser como uno de esos cabos de escota que sirve para cazar y soltar las velas, en este caso de una memoria y una escritura gozosas.