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Crítica:VIAJES Y LIBROS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La necesidad del origen

El sonido del Atlántico no es una novela, pero es imposible no seguir la peripecia de sus muchos personajes como si de personajes de una apasionante novela se tratase. No es un ensayo, pero en sus páginas se traza una acabada reflexión sobre la identidad. No son unas memorias, pero el autor, que es asimismo el narrador, refiere partes de su vida y el impulso que determina su escritura es claramente autobiográfico. No es un libro que juegue con la ambigüedad entre la realidad y la ficción, pero en su seno conviven las partes documentales de carácter histórico y los personajes reales junto con personajes y relatos de los que se puede sospechar que son inventados. No se trata, finalmente, de un libro de viajes, pero arranca con un viaje y todo él está cruzado por la idea del viaje. El viaje como alejamiento del origen o como pretensión de reencuentro con él.

EL SONIDO DEL ATLÁNTICO

Caryl Phillips. Traducción de Gian Castelli Alianza. Madrid, 2002 345 páginas. 16,53 euros

El sonido del Atlántico es un libro heterogéneo -mezcla de novela, de periplo viajero y de ensayo-, en el que, dando cabida a fragmentos narrativos independientes, se da cuenta de sucesos diversos, ocurridos en diferentes épocas y continentes, que sin embargo comparten un hilo común. Este hilo común es la escurridiza noción de hogar y el problema de la construcción de la identidad alrededor de la idea de pertenencia a un lugar y a una tradición cultural para aquellos que, como el propio Caryl Phillips, representan más de una tradición. El caso paradigmático en el que Phillips se fija es el de los descendientes de una de las más traumáticas migraciones colectivas que en la historia ha habido: la de los millones de africanos que fueron vendidos como esclavos en América. Ahora bien, aun cuando Phillips haya nacido en América (St. Kitts, 1958) y tenga sangre negra, que su intención no es circunscribirse en sus conclusiones a ese único ejemplo lo demuestra el detonante que en la primera parte del libro utiliza como excusa para su investigación: el viaje emprendido por él a bordo de un carguero para rememorar el que sus padres emigrantes hicieron cuando él tenía tres años desde su Caribe natal hasta el Reino Unido. Es a raíz de la inquisitoria sobre las consecuencias de este éxodo familiar cuando surge la pregunta sobre ese otro éxodo todavía más doloroso, aunque lejano, del que él mismo es herencia viva, y su viaje se ramifica, en persecución de su huella, hacia lugares no previstos. Pero ni siquiera en ese nuevo trayecto, que lo hace recalar en África o investigar sobre los tiempos en que Liverpool era el principal puerto esclavista de Europa, pierde de vista el carácter más general de su búsqueda. Phillips ensambla con soltura materiales y miradas diversas sin renunciar al rigor, la reflexión y una libertad sólo semejante a la que otorga la inspiración novelística.

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