El debate sobre las drogas

(...) No es difícil argüir, como ha hecho el portavoz del Ministerio del Interior, Oliver Letwin, que hay dos maneras de afrontar el problema del hachís: declararlo ilegal o legalizarlo y tratarlo como si fuera alcohol o tabaco. (...) Declaración que demuestra que el Gobierno considera esta droga moderadamente peligrosa, por lo que ha optado por considerarla parcialmente ilegal. (...) Existe una distinción entre drogas que crean adicción psicológica y pueden ser dañinas tras un periodo de tiempo y otras que crean adicción física y que pueden tanto matar como volver a sus adictos incapaces de adoptar decisiones conscientes en su comportamiento personal. La ley debería reconocer esa diferencia. (...) Este compromiso político de reclasificación de las drogas es meritorio, porque adapta la ley al mundo real al que tienen que enfrentarse la policía y los servicios de asistencia. (...) Es imprescindible (...) que se haga una clara distinción entre las drogas que convierten en esclavos a los que las consumen y las que sólo producen una sensación personal relativamente inofensiva. Pero la inteligente decisión del ministro del Interior, David Blunkett, está empañada por las medidas paralelas adoptadas. (...) Su propósito de elevar la condena a 14 años de cárcel para los que trafican con las drogas de tipo C, como el hachís, es una forma de cubrirse políticamente las espaldas. (...) Habría sido mejor que (...) hubiera disminuido la pena para las drogas de clase C, aumentándola para aquellos que trafican con las de clase A y B. Esto habría creado una política más racional en este difícil terreno. (...)

Londres, 11 de julio