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Desde el Pacífico
Columna
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La crisis aprovecha el primitivo sistema de trueque

Usos y abusos del trueque tienen hoy que ver con las venturas y desventuras de la nueva economía

Muy de moda en pleno auge de la nueva economía, la palabra trueque (barter) se vuelve a utilizar con cierta frecuencia en plena crisis: por ser una respuesta y por que es uno de los elementos que la hace más grave.

Sin llegar a los extremos de la situación argentina en la cual el cierre de bancos por temporadas contribuyó al florecimiento de clubs de trueque, Estados Unidos experimenta el resurgir de esta primitiva modalidad de comercio.

En la ciudad de San Francisco, por ejemplo, es una de las secciones de mayor crecimiento en la Craiglist, el espacio virtual (bulletin board) en el cual la gente de la región suele buscar información tanto sobre empleos como apartamentos en alquiler.

Las acciones de VeriSign, por ejemplo, bajaron cuando reveló que las operaciones de trueque correspondían a un 4% de sus entradas totales
La asociación internacional para el comercio recíproco estimó el trueque entre empresas en casi 8.000 millones de dólares en el año 2001

El sábado 6 de julio por la mañana, uno podía encontrar una vieja máquina de lavar valorada en '$00' a cambio de productos no claramente definidos; un mostrador proveniente de un museo a cambio de una impresora o alguien dispuesto a sacar fotografías de bebés o de bodas a cambio de millas de los programas de fidelidad de cualquier compañía de aviación.

En una sociedad que algunos califican de 'agentes libres', el trueque permite a un masajista dar masajes a quién le puede ceder un equipo deportivo, a un dentista curar los dientes a quién lo pueda ayudar en su declaración de impuestos. La Capistrano Valley High School, en Los Ángeles, dejó instalar una antena de retransmisión de telefonía celular a cambio de que la empresa telefónica instalara baños en su estadio.

Paradójicamente, el trueque también alimenta la crisis. Algunos analistas estiman que un contrato de más de 6.000 millones de dólares entre WorldCom y Electronic Data System contiene un trueque de servicios que permite inflar los resultados de ambas empresas, práctica que está en el centro del escándalo.

De manera más general, una de las principales razones por las cuales tantas empresas están reevaluando sus ganancias pasadas es que muchas de ellas tendieron a registrar operaciones de trueque como si fuesen ventas reales. Las acciones de VeriSign, por ejemplo, bajaron significativamente cuando reveló que las operaciones de trueque correspondían a un 4% de sus entradas totales.

La asociación internacional para el comercio recíproco (IRTA por sus siglas en inglés) estimó el trueque entre empresas en casi 8.000 millones de dólares en el año 2001. El crecimiento del 12% por tercer año consecutivo podría llegar al 20% en el año 2002. Esto no toma en cuenta el trueque informal estimado en 5.000 millones de dólares, solamente en Estados Unidos.

El crecimiento del trueque entre empresas se debe en parte a la creación de bolsas de valores (exchange) virtuales. En tiempos difíciles permite reducir los problemas de la escasez de efectivo y contribuye a eliminar los excesos de inventarios y de capacidad productiva.

Usos y abusos del trueque hoy tienen que ver con las venturas y desventuras de la llamada nueva economía. Los pequeños emprendedores que participaron en la carrera del oro de las puntocoms lo practicaron para resolver carencias iniciales de efectivo. Era casi un fenómeno cultural: la economía sin dinero solo podía atraer a los piratas informáticos que tanto contribuyeron a los inicios de Internet. Pero no muere ahí.

Tradicional recurso en tiempos de crisis, el trueque podría ser un elemento clave de la economía en la era de las redes. Al poner en contacto gente dispersa geográficamente, la red hizo que una práctica vieja pero siempre local se volviera global.

Es más, el trueque está en el corazón de cualquier sistema de intercambio de material digitalizado tipo Napster o Gnutela. No habría sistema P2P (de punto a punto) sin trueque de espacio en el disco duro del ordenador o de piezas musicales.

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